Mitra era un dios solar de Persia, cuya adoración se difundió más tarde en la India y el Imperio romano. En idioma sánscrito el término mitra significa ‘amigo’.
Según el escritor belga Franz Cumont, en su estudio publicado a comienzos del siglo XX, el origen del mitraísmo se encuentra en la antigua Persia (en el actual Irán).
El origen de esta divinidad indoirania puede remontarse hasta el II milenio a. C.: su nombre es mencionado por primera vez en un tratado escrito hacia el 1400 a. C entre los hijitas (llamados hetitas o heteos,1 fueron una población de origen indoeuropeo que se instaló en la región central de la península de Anatolia entre los siglos XVIII y XII a. C., teniendo la ciudad de Hattusa como capital y que se como la "tercera" potencia en Oriente Próximo, junto con Babilonia y Egipto) y Mitani (un antiguo reino ubicado en el norte de la actual Siria, también conocido como Naharina cuya existencia se remonta a antes del 1500 a. C.)
En la India, durante el periodo védico (desde el II milenio a. C. hasta el siglo VI a. C.) es uno de los dioses mencionados en el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.). En la religión védica (mil años anterior al hinduismo) Mitra es uno de los Aditias, los hijos de la diosa Aditi. Según algunas fuentes, sus hermanos pueden ser siete u ocho, aunque otras referencias llegan a decir que hasta treinta y uno. Aditya indica su clasificación de dioses solares y/o del cielo. Según el Rig-veda, Aditi es una deidad femenina, madre de todos los dioses, esposa de Kashiapa e hija de Daksa, un dios progenitor del universo. Se dice que ella lo contiene todo, y se le podría considerar como «naturaleza» o «diosa primigenia creadora». Mitra es un dios secundario del sol, siendo mucho más conocido Suria, que sí queda bien definido como el Dios Sol en todas las escrituras en las que se le menciona. El Mitra védico nunca va solo, sino en compañía de su hermano gemelo Varuna, según el Rig-veda, y los dos están incluidos entre los dioses hermanos Aditias.
Mitra está relacionado con los juramentos, las promesas, los contratos, la honestidad, la amistad y los encuentros, así como considerado como el suave sol del alba. No suele tener tanto protagonismo como su conflictivo hermano, y por ello suele pasar más desapercibido. A veces se le confunde con Agní, aunque este es dios del fuego, y bastante más belicoso. En contraposición a su hermano Varuna se le asigna la creación de rayos, tormentas, lluvias, de las aguas, los océanos, los ríos y los bajos mundos o de las profundidades. Incluso se le llega a asignar el papel de dios de los muertos, y dentro del agua, siempre va acompañado de nagas.
También en el Rig-veda se menciona su papel de dios lunar (puesto que más tarde se atribuirá al dios Chandra, y a veces al dios Shivá.
Mitra, como su madre Aditi y el resto de los Adityas, pueden ser reminiscencias de tiempos muy anteriores al establecimiento del vedismo (religión anterior al hinduismo). O incluso que el propio Suria, del que hay información suficiente como el Dios Sol, puede también haber sido una especie de «adquisición nueva» para asimilar cultos de otras zonas de la India.
En el hinduismo (desde el siglo V a. C. hasta la actualidad), Mitra es relegado a un segundo plano por otras deidades. Según el Bhágavata-purana (siglo XI d. C.) Mitra era el dios que controlaba el movimiento intestinal
El tándem Mitra-Váruna también viene mencionado en los antiguos Puranas, y no se describe muy bien su procedencia. Todo ello apunta a que pertenecieron al rango de dioses anteriores del período presánscrito, antes de la aparición del hinduismo primitivo. En este hinduismo primitivo, el dios que ocupaba el rango de dios-sol era Suria, en oposición al dios lunar Chandra.
Hay que comentar que el Rig-veda no es muy claro en lo que respecta a la identificación de muchos dioses. La razón es porque con el paso del tiempo fueron cambiando los cultos, donde se mencionan a dioses que ya casi nadie recuerda a excepción de unos pocos estudiantes de las escrituras y algunos brahmanes, todos muy versados. O bien se da el caso de que se cree en otros dioses que no están apenas mencionados en las escrituras sagradas hindúes.
Actualmente en el culto hindú, los Adityas ocupan un segundo plano bastante lejano a la práctica real diaria de todo hindú común. Aun así, hay sijs y otros credos y religiones de la India y alrededores, que todavía creen en Suria de alguna manera, dejando huellas de que en su momento de auge fue comparable al culto de Amón-Ra en Egipto.
Todavía hay algunos lugares donde Mitra es invocado, principalmente en juicios y en contratos, para asegurar su cumplimiento, así como la honestidad de los implicados.
Hacia el año 62 a. C., los soldados romanos adoptaron este dios a su manera, le agregaron características no persas, y crearon una religión llamada mitraísmo que se expandió rápidamente por todo el Imperio romano, y que compitió con el incipiente cristianismo hasta el siglo IV. De este período, se conservan diversas esculturas, en su mayor parte del siglo III. Se le representa como un hombre joven, con un gorro frigio, matando con sus manos un toro.
Durante el Imperio romano, el culto a Mitra se desarrolló como una religión mistérica, y se organizaba en sociedades secretas, exclusivamente masculinas, de carácter esotérico e iniciático. Gozó de especial popularidad en ambientes militares. Obligaba a la honestidad, pureza y coraje entre sus adeptos.
Existen realmente pocos textos escritos por autores mitraístas. Se conservan algunas pinturas e inscripciones, así como descripciones de esta religión por parte de sus oponentes, entre los que hay neoplatónicos y cristianos.
En sus primeras épocas el cristianismo fue una economía de salvación análoga a los cultos de los misterios paganos, frente a los cuales rivalizó durante mucho tiempo para finalmente lograr vencerlos. Los primeros pensadores cristianos fueron judíos helenizantes que vivían en un mundo pagano, por eso sus primeras teorías tienen una base teórica judía teñida de rituales propios del paganismo. Alfred Loisy considera que el cristianismo es más o menos una adaptación de los elementos esenciales de los misterios paganos al monoteísmo judío de esos siglos. El trabajo interior de la consciencia religiosa es preparado y condicionado por una tradición religiosa anterior, no el producto de experiencias religiosas absolutamente independientes que tendrían en si mismas toda su explicación. Así, la fecha en que se festeja la natividad de Cristo, el 25 de diciembre, en el solsticio de invierno, coincide con la del día en se conmemoraba el nacimiento de Mitra. Este punto, de todos modos, es un hilo conductor de un buen número de mitologías, donde los solsticios juegan un papel primordial.
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