El acero de Damasco, con el que desde la Edad Media se han forjado las espadas de mayor reputación: duras, resistentes y capaces de cortar, con su afiladísima hoja, un pelo en caída libre, contiene un secreto que las convierte en únicas por los métodos de forja empleados: nanotubos de carbono.
Fuente: Muy Interesante
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