martes, 30 de noviembre de 2010

Abracadabra!



Abracadabra es una palabra usada en el encantamiento, brujería y magia, considerada por algunos como la frase que más se pronuncia universalmente en otros lenguajes, sin necesidad de ser traducida. Su origen es el arameo "avrah kahdabra" que significa "Yo creo como hablo" o del hebreo "aberah kedabar" que significa "iré creando conforme hable". Esto justificaría el hecho de que la palabra Abracadabra sea usada para la invocación de objetos. Sin embargo ... si miramos en el hebreo antiguo también podría significar "envía tu fuego hasta el final" ... con lo que el efecto esperado ... sin lugar a dudas ... sería otro.

De todos modos, el triángulo gnostico de la figura tiene otra interpretación que dejaremos para un próximo post.

jueves, 18 de noviembre de 2010

TAU y los constructores




La TAU es un simbolo que en la antigüedad ha sido compartido por numerosas culturas, pero el dato mas interesante es que la TAU es la decimonovena letra del alfabeto griego y la última letra del alfabeto hebreo. Eso significa que es la única letra que es compartida por los alfabetos de las dos "lenguas oficiales" de la Biblia.

Otra curiosidad es que en dentro del sistema de numeración griego la letra tau corresponde con 300, ... y 300 cúbitos es la medida que le indica Dios a Noé para el diseño del arca. O ... 300 eran los denarios que constaba el perfume que es derramado sobre Jesus según el evangelio de San Marcos.

Si miramos la TAU hebrea, esta es la última letra de su alfabeto, con lo que significa el cumplimiento de la Buena Nueva ... de la Palabra Revelada y su valor numérico es 400


Por ultimo, la TAU es un símbolo Pitagórico que representa al Tetractis, el número perfecto y la clave de la doctrina y en el se resume la unidad (el ser inmanifestado), la díada (los opuestos), la tríada (los tres niveles del mundo) y el cuaternario (los cuatro elementos que representa la multiplicidad del universo material). El conjunto 1+2+3+4=10 constituye la Década, esto es la totalidad del Universo.

En la fotografía podemos ver como Santiago (o Prisciliano) desde el pórtico de la Gloria porta la TAU en sus manos.

martes, 16 de noviembre de 2010

Alberto Magno

Alberto Magno (Lauingen, Baviera, 1193/1206 – Colonia, 15 de noviembre de 1280) fue un destacado teólogo, filósofo y figura representativa de la ciencia medieval. 

Estudió en Padua, donde tomó el hábito de Santo Domingo de Guzmán y profundizó en el conocimiento de la filosofía aristotélica, y en París, doctorándose en 1245. Enseñó en algunas de las pocas Universidades (Hildesheim, Friburgo de Brisgovia y Estrasburgo) que existían en ese momento en Europa, también desempeñó su trabajo en distintos conventos a lo largo de Alemania.



En la universidad de París tradujo, comentó y clasificó textos antiguos, especialmente de Aristóteles. Añadió a estos sus propios comentarios y experimentos, aunque Alberto Magno no veía los experimentos como lo verían luego los fundadores de la ciencia moderna y en especial Galileo Galilei, sino que en su opinión la experimentación consistía en observar, describir y clasificar. Este gran trabajo enciclopédico sentó las bases para el trabajo de su discípulo Tomás de Aquino. También trabajó en botánica y en alquimia, destacando por el descubrimiento del arsénico en 1250. En geografía y astronomía explicó, con argumentos sólidos, que la tierra es redonda.

Durante su estancia en París, la concurrencia de estudiantes a sus clases fue tan grande que tuvo que enseñar en la plaza pública, que lleva su nombre, la Plaza Maubert, "Magnus Albert".

Place Maubert

En 1259 ó 1260, fue ordenado obispo de la sede de Ratisbona, cargo que dejaría poco después habiendo remediado algunos de los problemas que tenía la diócesis. En 1263, el Papa Urbano IV aceptaría su renuncia, permitiéndole volver de nuevo a la vida de comunidad en el convento de Wurzburgo y a enseñar en Colonia donde llegó a ocupar el puesto de Rector.

Murió a la edad de 87 (o 74) años, cuando se hallaba sentado conversando con sus hermanos en Colonia. Antes había mandado construir su propia tumba, ante la que cada día rezaba el oficio de difuntos. Está enterrado en la cripta de la Iglesia de San Andrés, en Colonia.

Sus obras, recogidas en 38 volúmenes, fueron publicadas en Lyon en 1629, y versa sobre las principales ramas del saber humano accesibles a la razón natural: la lógica, la metafísica, las matemáticas, la ética y las ciencias naturales. La figura de Alberto Magno y la de Rogelio Bacon se destacan en el campo de las ciencias naturales, cuya finalidad, según dice el santo, consiste en "investigar las causas que operan en la naturaleza". Algunos autores llegan incluso a decir que San Alberto contribuyó aún más que Bacon al desarrollo de la ciencia. En efecto, fue una autoridad en física, geografía, astronomía, mineralogía, alquimia (es decir, química) y biología, por lo cual nada tiene de sorprendente que la leyenda le haya atribuido poderes mágicos. En sus tratados de botánica y fisiología animal, su capacidad de observación le permitió disipar leyendas como la del águila, la cual, según Plinio, envolvía sus huevos en una piel de sorra y los ponía a incubar al sol. También han sido muy alabadas las observaciones geográficas del santo, ya que hizo mapas de las principales cadenas montañosas de Europa, explicó la influencia de la latitud sobre el clima y, en su excelente descripción física de la tierra demostró que ésta es redonda.

Dice Gilson que, “si la característica del pensamiento moderno es la distinción entre lo que es demostrable y lo que no lo es, fue en el siglo XIII cuando se fundó la filosofía moderna, y fue con Alberto Magno con quien tomó conciencia de su valor y de sus derechos al limitarse a sí misma”. A los misterios (Trinidad, Encarnación, Resurrección, etc.) los conocemos gracias a la Revelación, sin ella la razón no podría haberlos alcanzado. Tampoco puede la razón demostrar la eternidad o la no eternidad del mundo.

El hombre es un compuesto de cuerpo y alma. Respecto del alma humana, considera que no se la debe definir como la forma del cuerpo, ya que ser forma del cuerpo no es su esencia sino su función, y definirla como forma puede llevarnos a perder de vista su substancialidad: “En sí misma es ella, como dice Platón, espíritu incorpóreo y siempre vida.” El alma es una substancia intelectual y ser forma del cuerpo es una de sus funciones. Además, Alberto afirma que cada alma tiene su propio entendimiento agente y su propio entendimiento pasivo, oponiéndose en este punto a Averroes; y que cada una constituye en sí misma un sujeto y no es, por tanto, un universal individualizado por su cuerpo, como lo son las formas.

Sobre el tema de los universales distingue, anticipando con ello a Tomás, los universales ante rem, in re y post rem. El universal se encuentra en primer lugar en el entendimiento divino, antes de que existan las cosas; las ideas divinas son anteriores a las cosas e independientes de ellas (ante rem). Al crear, Dios plasma en la materia distintas formas, imágenes de sus ideas universales. Aquí nos encontramos ya con el universal en las cosas (in re). El individuo es una concreción de una idea universal divina. Y así el universal, además de ser causa del ser de la de la substancia individual, es causa de su inteligibilidad. Al conocimiento humano le corresponde transformar ese universal in re en un universal post rem, liberándolo de la materia en que se encuentra concretado y retornándolo a su condición universal primera, sólo que ahora como idea de la mente humana.


Alberto no considera válida la demostración de la existencia de Dios de Anselmo (argumento ontológico). Sus pruebas parten del mundo exterior y se elevan hasta Dios por el Principio de Causalidad. Pero la prueba que le es más propia, más que aristotélica es agustiniana-dionisiana, y se eleva hasta la primera causa por la serie ascendente de los intelectos (iluminación).

lunes, 15 de noviembre de 2010

Prisciliano de Compostela


A principios del siglo IV llego a las costas andaluzas un eremita egipcio llamado Marcos (que por otro lado bien pudo tratarse en realidad de un mago alejandrino del siglo primero) al que se le atribuían conocimientos gnósticos y de artes mágicas. Será a través de discípulos directos del citado según cuentan, que el propio Prisciliano habría recibido buena parte de sus singulares ritos y saberes: Prisciliano enseñó que los nombres de los Patriarcas corresponden a las partes del alma, y de modo paralelo, los signos del Zodíaco se corresponden con partes del cuerpo. 

No debemos olvidar que la iglesia no sería Católica hasta el año380, cuando se convierte en oficial del Imperio y, en el noroeste peninsular, donde sus ideas se harán comunes, aun le queda un largo camino antes de lograr el monopolio del rito y del dogma, incluso dentro de sí. 

Prisciliano se define como cristiano y forma parte de esta nueva iglesia; joven y prometedora. Una vez acaba su formación en Burdeos bajo la tutela del retorico Delphidius, junto con el que funda, ya allí, una comunidad cristiana un tanto heterodoxa, regresa a su Gallaecia natal a impartir su particular corpus ideológico; no demasiado discrepante en la teoría, su sustrato y pretensiones gnósticas, que cuenta con el estudio de los evangelios apócrifos, harán inevitable el conflicto con el catolicismo. Como en el caso del catarismo; la herejía cristiana por excelencia; ambas comparten principios llegados de oriente como el dualismo -doctrina que afirma la existencia de dos principios supremos, increados, contornos, independientes, irreductibles y antagónicos, uno del bien y otro del mal, por cuya acción se explica el origen y evolución del mundo; y también, en un sentido más amplio, a las doctrinas que afirman dos órdenes de ser esencialmente distintos, con más o menos radicalismo: por ejemplo, ser ideal y ser real, Dios y mundo, naturaleza y gracia (en el plano cognoscitivo razón y fe), materia y espíritu, orden físico (de la necesidad) y orden moral (de la libertad y el deber) (en el plano cognoscitivo constatación y valoración ética), conocer y querer (plano de la actividad consciente), bien y mal (plano de la actividad moral), etc. En el primer caso se trata del dualismo en el sentido más estricto y usual del término, y se puede llamar dualismo teológico, cosmogónico (relativo al origen del cosmos) o religioso; en el segundo caso se puede hablar de un dualismo filosófico o metafísico, que se opone de modo irreductible al panteísmo y el holismo- o el emanantismo -doctrina según la cual todo el mundo entero, incluso el alma de cada ser humano, proviene por emanación o flujo de la totalidad divina o Uno primordial, mediata o inmediatamente-. 

No será en cualquier caso, el fondo sino las formas; sus ritos y costumbres, las q acarrearan la excomunión y la definitiva perdición; sus proclamas decididas por el celibato o la pobreza, por la separación Iglesia-Estado, la recuperación de normas ascéticas que la Iglesia condena por ser propias de anacoretas, aun mas, su defensa de la libre y personal interpretación de las escrituras, pero sobre todo, sus prácticas de convivencia comunal y religiosa; reuniones que duraban días en las Villae Alianae, propiedad de ricos convertidos y desprendidos, lugares bendecidos por aguas curativas, donde se llevaba a cabo una peculiar eucaristía q prescindía de un edificio consagrado y del pan y el vino sustituyéndolos por leche y uvas; lugares donde, con frecuencia, se establecían comunidades estables; donde se practicaba una vida recogida y de reflexiva laboriosidad y que se convertirían en el germen de la institución monacal en occidente. 

En realidad, como siempre, la ruina que conllevan las ideas guarda relación directa con su éxito; y las de Prisciliano alcanzaron gran popularidad; especialmente entre las clases más desfavorecidas; el pueblo vasto y llano; entre las mujeres sin duda, a las que igualaba en práctica y dones con el hombre; entre también, muchos de sus compañeros de Iglesia, sacerdotes e incluso obispos que le guardaron y defendieron; pasando de perseguido a protegido según se sucedían los emperadores en Roma. 

Finalmente tras huir del Concilio de Burdeos, nuevamente excomulgado, se dirigirá a Tréveris en busca de la gracia del Emperador, ignorante de que allí, sus enemigos tienen ya todo dispuesto para su condena y posterior decapitación bajo cargos de brujería; en el año 385; el primer hereje ajusticiado, por un gobierno secular, en nombre de la iglesia católica. De la importancia histórica del personaje; de la gran difusión de sus ideas; de la división q crearon dentro del incipiente cristianismo, en especial del noroeste peninsular, da buena prueba no solo su ejecución sino también las numerosos pronunciamientos de condena emitidos por la iglesia en vida y hasta mucho después de su muerte; los 8 cánones del Sínodo de Zaragoza, donde sin hacer referencia directa, se condenan practicas claramente priscilianistas, la “Regula fidei contra omnes hereses, máxima contra Priscillianistas” del Papa Inocencio I, o la definición como “lacra priscilianista” la práctica de no cortarse el pelo por parte del clero gallego contenida en el IV Concilio de Toledo, 3 siglos después de su muerte. 

En el año 813 un ermitaño llamado Payo comunica a Teodomiro, obispo de Iria Flavia, que en el bosque de su diócesis llamado Libredón se ven unas luces extrañas. El obispo referirá después al rey Alfonso II el Casto que buscando el origen de las luces halló un sepulcro, que no duda en atribuir inmediatamente al apóstol Santiago. La noticia se hace oficial con el Papa León III.

En el año 1900 el hagiógrafo Louis Duchesne publica en la revista de Toulouse Annales du Midí un artículo bajo el título « Saint Jacques en Galice » en el que sugiere que el que realmente está enterrado en Compostela es Prisciliano, basándose en el viaje que sus discípulos hicieron con los restos mortales del hereje hasta su tierra natal. Posteriormente Sánchez-Albornoz y Unamuno se hacen eco de esta hipótesis que ha pasado a convertirse en una hipótesis muy popular, alternativa a la tradición cristiana. Vemos aquí el latido de un subconsciente popular; de un corazón pagano escondido, quien sabe si atrapado, bajo las piedras de la Iglesia. 

“Quiero desatar y quiero ser desatado. 
Quiero salvar y quiero ser salvado. 
Quiero ser engendrado. 
Quiero cantar; cantad todos. 
Quiero llorar: golpead vuestros pechos. 
Quiero adornar y quiero ser adornado. 
Soy lámpara para ti, que me ves. 
Soy puerta para ti, que llamas a ella. 
Tú ves lo que hago. 
No lo menciones: La palabra engañó a todos, pero yo no fui completamente engañado. “

(Prisciliano)

Entradas populares