martes, 17 de diciembre de 2013

El sueño de Ícaro



El animal curioso que es el hombre siempre ha sabido enfrentarse a números retos. Uno de estos es el deseo de volar. Éste es un rasgo humano universal que la mitología griega fue encarnado por el hijo del gran inventor Dédalo: Ícaro. 

Este sueño de Ícaro ha servido de fuera motriz, a lo largo de la historia de la ciencia, para números avances tecnológicos que han resultado en que hoy en día el Homo sapiens es capaz de surcar los cielos en sus máquinas voladoras, alcanzando incluso otros planetas. Ícaro murió por que se elevó tanto que el sol dañó sus alas, pero a lo largo de la historia, el hombre ha experimentado y hoy en día el volar se ha convertido en el medio de transporte más seguro.


El sueño de Ícaro fue compartido por ilustres científicos y pensadores  como Roger Bacon en 1250 y Leonardo da Vinci hacia 1490, donde inspirados en las alas de Dédalo pusieron las bases de los primeros aerodinos: ornitópteros que son aeronaves que obtiene el empuje necesario del movimiento batiente de sus alas de forma análoga a como lo hacen las aves y de ahí su nombre que en griego significa "con alas (en griego= pteros) de pájaro (en griego ornos, ornitos)".

 


La observación del vuelo de las aves ha llevado a diversos pensadores y científicos a través de la historia a diseñar máquinas basadas en este principio, pero el principal obstáculo para su funcionamiento ha sido la relación entre la fuerza aplicada y el empuje obtenido. Desde ahí ... y a tres de múltiples diseños llegamos a al Transbordador Espacial.

1490, Máquinas Voladoras de Leonardo da Vinci

1895, Otto Lilienthal en uno de sus vuelos

1899, planeador de Percy Pilcher

1902, el Ornitóptero de Eduard Frost

1923, el Autogiro de Juan de la Cierva

El Concorde ... nació conmigo (1969 realizó su primer vuelo) y aún no ha sido superado.


martes, 10 de diciembre de 2013

Dedalo e Ícaro ... un laberinto y el error de volar demasiado alto




En la mitología griega, Dédalo, hijo de Eupálamo, era un arquitecto y artesano muy hábil, famoso por haber construido el laberinto de Creta. Dédalo tuvo dos hijos: Ícaro y Yápige.

Dédalo estaba tan orgulloso de sus logros que no podía soportar la idea de tener un rival. Su hermana había dejado a su hijo Perdix a su cargo para que aprendiese las artes mecánicas. El muchacho era un alumno capaz y dio sorprendentes muestras de ingenio. Se le considera el inventor de varios instrumentos, principalmente para trabajar la madera. Caminando por la playa encontró una espina de pescado. Imitándola, tomó un pedazo de hierro y lo cortó en el borde, inventando así la sierra. Unió dos trozos de hierro por un extremo con un remache y afiló los extremos opuestos, haciendo así un compás. 

Perdix es a veces confundido con Talos (llamándose entonces Perdix a la hermana de Dédalo) o Calos, pero según los mitógrafos es mejor considerar las diversas leyendas sobre los tres como referidas a una única persona, a saber, el sobrino de Dédalo.

Dédalo tenía tanta envidia de los logros de su sobrino que cuando un día estaban juntos en lo alto del templo de Atenea en la Acrópolis, aprovechó la oportunidad y lo empujó. Pero la diosa, que favorece al ingenio, le vio caer y cambió su destino transformándole en un pájaro bautizado con su nombre, la perdiz. Este pájaro no hace su nido en los árboles ni vuela alto, sino que anida en los setos y evita los lugares elevados, consciente de su caída. Por este crimen Dédalo fue juzgado y desterrado.

Tras matar a Perdix, es expulsado de Atenas. Llega al reino de Minos obteniendo trabajos de gran importancia (construcción de Talos, una estatua de bronce como defensa militar).


Dédalo construyó una amplia pista de baile para Ariadna y más tarde construyó un laberinto en el que estaba encerrado el Minotauro (un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro y su nombre significa "Toro de Minos" -era hijo de Pasífae y el Toro de Creta, quien había sido el protagonista del séptimo trabajo de Heracles-). El hecho de que la mujer del Rey Minos (hijo de Zeus y Europa), Parsífae engendrase al Minotauro se debe a una afrenta por parte de Minos hacia Poseidon: Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió al dios Poseidón apoyo para suceder al rey Asterión de Creta frente a sus hermanos Radamantis y Sarpedón y ser reconocido como tal por los cretenses. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre. Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio. Al saber esto Poseidón, se llenó de ira, y para vengarse, inspiró en Pasífae un deseo tan insólito como incontenible por el hermoso toro blanco que Minos guardó para sí. Para consumar su unión con el toro, Pasífae requirió la ayuda de Dédalo, que construyó una vaca de madera recubierta con piel de vaca auténtica para que ella se metiera dentro. El toro yació con ella, creyendo que era una vaca de verdad. De esta unión nació el Minotauro, llamado Asterión.

El castigo de Poseidón continuaba. El Minotauro sólo comía carne humana, es decir era antropófago y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Dédalo construyó el laberinto de Creta, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado.

A la par que el laberinto encerraba al Minotauro, uno de los hijos de Minos, Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica donde quedó campeón. El rey de Creta declaró la guerra a los atenienses. Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas. La victoria de Minos imponía varias condiciones por la rendición, y se dice que el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses ofrecer un tributo a Creta. Así, una de las condiciones emergentes era entregar siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio para el Minotauro. Existen dos versiones conocidas acerca de la frecuencia de este tributo. Según una historia, los catorce vírgenes eran enviados anualmente; en cambio, otra versión dice que los siete muchachos y las siete doncellas eran llevados cada nueve años. Los catorce jóvenes eran internados en el laberinto, donde vagaban perdidos durante días hasta encontrarse con la bestia, sirviéndole de alimento.


Años después de impuesto el castigo a los atenienses, Teseo, hijo de Egeo, se dispuso a matar al Minotauro y así liberar a su patria de Minos y su condena. Se cuentan dos cosas acerca de cómo llegó Teseo a introducirse en el laberinto de Creta. Unos dicen que después de ayudar a Egeo contra los Palántidas, Teseo se enteró del sacrificio de los jóvenes y decidió él mismo ser parte de la ofrenda para enfrentarse a la bestia. Al llegar a Creta, los jóvenes fueron presentados a Minos. Teseo conoció entonces a Ariadna, hija del rey, quien se enamoró de él. La princesa rogó a Teseo que se abstuviera de luchar contra el Minotauro, pues eso le llevaría a una muerte segura, pero Teseo la convenció de que él podía vencerlo. Ariadna, viendo la valentía del joven, se dispuso a ayudarlo, e ideó un plan que ayudaría a Teseo a encontrar la salida del laberinto en caso de que derrotara a la bestia. En realidad ese plan fue solicitado por parte de Ariadna a Dédalo, quien se las había ingeniado para construir el laberinto como un edificio con incontables pasillos y calles sinuosas abriéndose unos a otras, que parecía no tener principio ni final, de tal manera que la única salida fuera usar un ovillo de hilo, el cual Ariadna le entregó para que, una vez que hubiera ingresado en el laberinto, atara un cabo del ovillo a la entrada. Así, a medida que penetrara en el laberinto el hilo recordaría el camino y, una vez que hubiera matado al Minotauro, lo enrollaría y encontraría la salida.... Teseo gracias al consejo de usar un hilo que le dio Ariadna, ideado por Dédalo, escapó del Laberinto.

El problema es que esta intervención de Dédalo provocó que perdiese el favor d el rey Minos y fue encerrado con su hijo Ícaro en una torre. Dédalo consiguió escapar de su prisión, su propio laberinto, pero no podía abandonar la isla por mar, ya que el rey mantenía una estrecha vigilancia sobre todos los veleros y no permitía que ninguno navegase sin ser cuidadosamente registrado. Dado que Minos controlaba la tierra y el mar, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí empezando por las más pequeñas y añadiendo otras cada vez más largas, para formar así una superficie mayor. Aseguró las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera, y le dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro.


Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo batió sus alas y se halló subiendo y suspendido en el aire. Equipó entonces a su hijo de la misma manera y le enseñó cómo volar. Cuando ambos estuvieron preparados para volar, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Entonces padre e hijo echaron a volar.

Pasaron Samos, Delos y Lebintos, y entonces el muchacho empezó a ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y, lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar dónde Ícaro había caído Icaria, en memoria de su hijo. Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia bajo el cuidado del rey Cócalo, donde construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios.

Mientras tanto, Minos buscaba a Dédalo de ciudad en ciudad, proponiendo un acertijo: ofrecía una caracola espiral y pedía que fuese enhebrada completamente. Cuando llegó a Camico, el rey Cócalo, sabiendo que Dédalo sería capaz de resolver el acertijo, buscó al anciano. Éste ató un hilo a una hormiga que recorrió todo el interior de la concha, enhebrándola completamente. Minos supo entonces que Dédalo estaba en la corte del rey Cócalo y exigió que le fuese entregado. Cócalo logró convencerlo para que tomase primero un baño, y sus hijas lo mataron entonces quemándolo con agua hirviendo.

Dédalo dio su nombre epónimamente a cualquier artesano griego y a muchos artilugios griegos que representaban hábiles técnicas. En Platea (Beocia) había un festival, la Pequeña Daedala, en la que se derribaba un roble del que se tallaba una imagen que se vestía con ropas nupciales y que se llevaba en una carreta tirada por bueyes con una mujer que hacía de novia hasta el río Asopo. La figura se llamaba Daedale y el arcaico ritual se explicaba con un mito: Hera había abandonado enfadada a Zeus y éste, para lograr que volviese, anunció que iba a casarse y vistió un muñeco para imitar una novia. Hera se unió a la procesión de la boda, rasgó el velo de la falsa novia y, al descubrir el ardid, se reconcilió con su marido. Las imágenes se guardaban tras cada fiesta, y cada sesenta años un gran número de ellas se llevaban en procesión a lo alto del monte Citerón, donde se construía un altar de madera y se quemaban junto con animales y el propio altar.

En alusión a esta figura mitológica en 1970 se le llamó «Daedalus» a un cráter lunar situado en el centro del lado oscuro de la Luna.

fuente: Wikipedia

martes, 26 de noviembre de 2013

Ganímedes ... el desliz de Zeus


Ganímedes (del griego Γανυμήδης ) es el satélite más grande de Júpiter, así como también el más grande del Sistema Solar. De hecho es mayor que el planeta Mercurio aunque sólo tiene la mitad de su masa. También tiene un campo magnético propio, por lo que se cree que su núcleo puede contener metales. Fue descubierto por Galileo Galilei en 1610. Galileo le dio el nombre de Júpiter III por ser el tercer satélite a partir del planeta que podía observarse con su telescopio. Al igual que los demás satélites galileanos su nombre actual fue propuesto por Simon Marius poco después de su descubrimiento. Simon Marius nombró a los cuatro satélites galileanos con el nombre de cuatro  affaires de Zeus (la versión griega de Júpiter): el ya mencionado Ganímedes, Io, Europa y Calixto.

Estos asuntos amorosos a espaldas de Hera dieron lugar a un elenco de vástagos: de la ninfa Calixto nació Arcas, Io dio a luz a Épafo y Europa (que por cierto, era una mujer fenicia de Tiro) regaló a Zeus con tres hijos (Minos, Radamantis y Sarpedón).

Sin embargo Ganímedes es otra historia, y que éste era un héroe divino originario de la Tróade. Siendo un hermoso príncipe troyano, hijo del mismo epónimo Tros (o de Laomedonte, según las fuentes), Ganimedes se convirtió en el amante de Zeus y en el copero de los dioses. Sobre la etimología de su nombre, Robert Graves propone γανυεστηαι + μεδεα, (regocijándose en la virilidad).


Ganimedes fue secuestrado por Zeus en el monte Ida, en Frigia (que actualmente corresponde a Turquía), lugar de más de una leyenda sobre la historia mítica de Troya. Ganimedes pasaba allí el tiempo de exilio al que muchos héroes se sometían en su juventud, cuidando un rebaño de ovejas o, alternativamente, la parte rústica o ctónica de su educación, junto con sus amigos y tutores. Zeus lo vio, se enamoró de él casi instantáneamente, y enviando un águila o transformándose él mismo en una lo llevó al monte Olimpo.


Ganimedes era de origen troyano y no griego, lo que le identifica como parte del nivel más antiguo de la mitología egea prehelénica. Platón opinaba en su Timeo que el mito de Ganimedes había sido inventado por los cretenses —la Creta minoica era un centro de poder de la cultura prehelénica— para justificar sus inclinaciones homosexuales, que más tarde fueron importadas por Grecia, en lo que coinciden los autores griegos. Homero no se preocupa por el aspecto erótico del rapto de Ganimedes, pero es ciertamente en un contexto erótico en el que la diosa se refiere a la rubia belleza del troyano en el Himno homérico a Afrodita, mencionando el amor de Zeus por el muchacho como parte de su atracción por el troyano Anquises.

El poeta romano Ovidio añade vívidos detalles y veladas ironías dirigidas contra los críticos del amor entre hombres: tutores maduros esforzándose por recuperarlo, y los perros de Ganimedes ladrando inútilmente al cielo (Carmina X). En la Tebaida de Estacio se describe una copa labrada con una iconografía del mito de Ganimedes: «Aquí el cazador frigio es llevado por el aire sobre alas leonadas, la cordillera de Gárgara se hunde a medida asciende, y Troya se desvanece bajo él; tristes quedan sus camaradas; en vano los perros cansan sus gargantas ladrando, persiguen su sobre o aúllan a las nubes.»

En el Olimpo, Zeus hizo a Ganimedes su amante y copero, suplantando a Hebe. Todos los dioses se llenaron de gozo al ver la belleza del joven, salvo Hera, la esposa de Zeus, que lo trató con desprecio. Su odio por el muchacho fue usado por los mitógrafos para justificar su rencor por los troyanos (junto al hecho de no habérsele concedido el premio de belleza en el juicio de Paris y a la infidelidad de Zeus con la pléyade Electra, de cuya unión nació Dárdano, ascendiente de los reyes troyanos).


En una posible versión alternativa, la titánide Eos, diosa del amanecer y experta en belleza masculina, secuestró a Ganimedes junto con su hermano Titono, su más recordado esposo, a quien le fue concedida la inmortalidad, pero no la eterna juventud. De hecho Titono vivió para siempre pero se hizo más y más anciano, terminando por convertirse en un grillo, en lo que es un ejemplo clásico del elemento mitológico de la bendición con trampa. Al igual que Ganimedes, Titono se sitúa en el linaje de los dardánidas a través de Tros, un epónimo de Troya. Robert Graves (Los mitos griegos) interpretaba la sustitución de Ganimedes por Titono en unas pocas referencias al mito como malinterpretaciones de un icono arcaico que habría mostrado al consorte de la diosa alada llevando un libatorio en su mano.

El padre de Ganimedes echaba de menos a su hijo. Comprensivo, Zeus envió a Hermes con dos caballos tan veloces que podían correr sobre el agua. Además, Hermes aseguró al padre de Ganimedes que el muchacho era ahora inmortal y que sería el copero de los dioses, un puesto de mucha distinción. El tema del padre se repite en muchos de los primeros mitos griegos de amor entre hombres, sugiriendo que las relaciones homosexuales simbolizadas por estas historias tenían lugar con el consentimiento del padre.

Más tarde Zeus ascendió a Ganimedes al cielo como la constelación Acuario, que todavía hoy está relacionada con Aquila, la del águila.


En la poesía, Ganimedes era un símbolo del joven idealmente bello y también del amor homosexual, a veces en contraste con Helena de Troya en el papel de símbolo del amor hacia las mujeres.

En Roma el objeto pasivo de deseo homosexual de un hombre era un catamitus. La palabra es una corrupción del griego ganymedes, pero no tiene connotaciones mitológicas en latín. Cuando Ovidio esboza el mito brevemente (Las metamorfosis), Ganimedes conserva su familiar nombre griego.

Fuente: Wikipedia

viernes, 10 de mayo de 2013

Brokeback Bible: Aqui había tomate ... ¿no?




Tu gloria, Israel, ha perecido en tus montes;
¿Cómo cayeron los héroes?
No lo propaléis en Gat,
no lo publiquéis por las calles de Ascalón;
que no se regocijen las hijas de los filisteos
y no salten de júbilo las hijas de los incircuncisos.
¡Montes de Gélboe!
No caiga sobre vosotros ni rocío ni lluvia,
ni seáis campos de primicias,
porque allí fue abatido el escudo de los héroes,
el escudo de Saúl, como si no fuera ungido con el óleo,
sino con la sangre de los muertos, la grasa de los valientes.
El arco de Jonatán jamás retrocedía,
la espada de Saúl nunca volvía de vacío.
Saúl y Jonatán, amados y queridos,
inseparables en vida,
más ágiles que las águilas,
más fuertes que los leones.
Hijas de Israel, llorad por Saúl,
que os vestía deliciosamente de escarlata,
y colgaba adornos de oro sobre vuestros vestidos.
¿Cómo han caído los héroes en medio de la batalla?
¿Cómo fue traspasado Jonatán en las alturas?
¡Angustiado estoy por ti, Jonatán, hermano mío!
Me eras carísimo.
Y tu amor era para mí dulcísimo,
más que el amor de las mujeres.
¿Cómo han caído los héroes?
¿Cómo han perecido las armas del combate?

martes, 19 de marzo de 2013

Heraldica Vaticana: Franciso I




El escudo azul aparece coronado por los símbolos de la dignidad pontificia: la mitra colocada al centro con las tres frajas que representa la triple tiara (que representa su triple condición de "Padre de reyes", "Gobernador del mundo" y "Vicario de Cristo") y en alto con las llaves entrecruzadas, una representada con el color del oro y la otra con el de la plata, unidas (en la parte baja de la imagen) por un lazo rojo. En alto, aparece el emblema de la orden religiosa a la que petenece el Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante con, al centro y letras rojas, la inscripción IHS, el monograma de Cristo. Sobre la letra H se apoya la cruz, en punta, con los tres clavos en negro colocados a la base.

En la parte inferior se percibe la estrella y la flor de nardo. La estrella, siguiendo la antigua tradición heráldica, simboliza a la Virgen María; mientras la flor de nardo evoca la figura de San José, el patrono de la Iglesia universal. En efecto, en la tradición iconográfica hispánica San José aparece representado con un ramo de flor de nardo en la mano.


Solo falta por incluir la lampara de la ciencia representando su condición de químico. Aunque también cabría proponer a los quimicos sustituir la corona ducal que cierra su emblema profesional por la tiara pontificia.



domingo, 17 de marzo de 2013

La Rosa Blanca




Muchas han sido las ocasiones en las que la Historia nos ha mostrado momentos en el que personas anónimas han emprendido revoluciones ciudadanas con el fin de cambiar y mejorar las cosas de su país.

Hechos como el ‘mayo del 68 francés’ o más recientemente la ‘primavera árabe’ son claros ejemplos de esos movimientos organizados y protagonizados en su mayoría por jóvenes estudiantes que no estaban de acuerdo con cómo se estaba haciendo las cosas desde arriba y que salieron a la calle para protestar e intentar cambiarlas.


Parece algo impensable por la represión tan atroz que hubo contra todo aquel que no fuese fiel a las ideas del régimen pero, durante el tiempo de la Alemania nazi, también existieron grupos de jóvenes estudiantes que intentaron cambiar las cosas, organizándose para acabar con los estragos que Hitler y el nazismo estaban haciendo en el país.

Fue en junio de 1942, en el que cinco jóvenes cristianos decidieron crear un grupo de oposición llamado ‘La Rosa Blanca’ con el que pretendían, a través de protestas cívicas y pacíficas, acabar con el régimen totalitario de Adolf Hitler, quien había llevado a Alemania a una guerra mundial y estaba cometiendo un genocidio, acabando con la vida de todo aquel que no pensaba como él y era de su raza o religión.


Los hermanos Hans y Sophie Scholl quizás fueron dos de sus integrantes más destacados, pero no podemos olvidarnos de otros componentes, llamados Christoph Probst, Alexander Schmorell y Willi Graf, junto al profesor de la Universidad de Múnich Kurt Huber, quien les dio todo el apoyo en su lucha pacífica por cambiar el gobierno y hacer entrar en razón a los millones de alemanes que apoyaban al nazismo.

Tenían muy claro que la revolución debía comenzar por los propios estudiantes y compañeros de facultad, de ahí que gran parte de su lucha y campaña la llevasen a cabo desde la universidad.
Durante ocho meses estuvieron muy activos, imprimiendo folletos que repartían entre los estudiantes o realizaban pintadas furtivas en los muros a horas intempestivas. Una lucha social que aunque contaba con numerosos apoyos, éstos se mantenían a la sombra ante el miedo que sentía la gente hacia las represiones que pudieran padecer por parte de los miembros de la Gestapo.

Los cinco jóvenes se reunían clandestinamente y escribían con una máquina las consignas en contra del nacionalsocialismo y en los que exigían el final de la absurda guerra y acabar con la deportación de judíos. Después realizaban las copias que se convertían en los panfletos que distribuirían entre los estudiantes universitarios e incluso que enviaban por correo postal, de forma anónima, al domicilio particular de miles de ciudadanos.

En ellos denunciaban todas las atrocidades que se estaban cometiendo desde el gobierno, tanto en Alemania como en la guerra y los países ocupados. Se pedía a los trabajadores de las fábricas de armamento sabotear la cadena de producción, así como boicotear a los medios de comunicación nazis y los actos públicos.

Pero el 18 de febrero de 1943 fue una fecha fatídica para los planes de los componentes de La Rosa Blanca. Mientras se encontraban dejando panfletos subversivos en la Universidad de Múnich, Sophie y Hans Scholl fueron interceptados por un bedel que pertenecía al partido nazi y que, tras retenerlos, dio aviso a los miembros de la Gestapo.


Los jóvenes fueron detenidos y, tras horas de torturas, se decidió realizar un juicio rápido en la Corte Popular de Alemania, siendo condenados a morir en la guillotina, una ejecución que tuvo lugar el día 22 de aquel mismo mes.

El resto de compañeros, junto al profesor Huber, fueron detenidos posteriormente, teniendo el mismo destino. Recientemente se ha conmemorado el 70 aniversario de estos trágicos sucesos.

Muchos son los homenajes y monumentos que se han hecho en memoria y honor de estos jóvenes valientes que se organizaron y lucharon para acabar pacíficamente con el nazismo. Con la caída de la Alemania Nazi, la Rosa Blanca pasó a representar la oposición a la tiranía en la psique alemana, al no haber tenido interés en un poder personal o su engrandecimiento. Su historia se hizo tan conocida que el compositor Carl Orff declaró a sus interrogadores aliados que fue un miembro fundador de la Rosa Blanca, siendo por ello liberado. La plaza en que se localiza el vestíbulo central de la Universidad de Múnich ha sido rebautizada "Geschwister-Scholl-Platz" (Plaza de los hermanos Scholl), en recuerdo de Hans y Sophie Scholl, y la plaza contigua, “Professor-Huber-Platz." Varios colegios, calles, y lugares en toda Alemania recibieron nombres en memoria de los miembros de la Rosa Blanca. En la ciudad de Hamburgo, en la que hubo una importante célula de la Rosa Blanca, llamada también la Rosa Blanca de Hamburgo, existe en su honor una calle, Geschwister Scholl Straße, en la que se encuentra una antigua celda de castigo.

fuente: Alfred López - Cuaderno de Historias / Wikipedia



sábado, 2 de febrero de 2013

Discretos

(tomado de New York Times, publicado el 8/1/2010, artículo de opinión de Holly Brubach)



IN the final days of a year dominated by repeated — and mostly unheeded — calls for full disclosure on the part of Wall Street banks, pharmaceutical companies, the N.F.L. and any number of other organizations, transparency arrived out of the blue from an unlikely quarter if ever there was one: the Freemasons.

Thanks go not to Dan Brown, whose latest novel, “The Lost Symbol,” focuses on the notoriously mysterious fraternal order, but to Tom Sturgeon, a career law-enforcement officer, who was installed as Right Worshipful Grand Master for Pennsylvania on Dec. 28. His ceremony, in a break with centuries-old Masonic tradition, was held at a convention center here and open to the public. “We need to make Freemasonry more contemporary,” Mr. Sturgeon told me, “to make it reflect 2010, not 1910 — or 1810.”

Nonetheless, the audience of about 1,200 people seemed to consist primarily of members and their families with a sizeable contingent of Masonic dignitaries from 13 other states and Canada. Many had come in full regalia, sporting tailcoats, purple moire or black velvet “collars,” satin aprons embroidered with esoteric symbols, white gloves, swords — all telegraphing distinctions of rank legible only to insiders.

Freemasonry in America is organized by state — there is no higher governing body — and Pennsylvania is the largest Masonic jurisdiction in the world, with a spectacular temple in Philadelphia, completed in 1873, as its headquarters. Mr. Sturgeon was sworn in reciting the same oath, or “obligation,” Benjamin Franklin recited 275 years ago when he took the same office.
If the ceremony at the convention center was any indication, it appears that not much has changed in the interim, although the torches around the altar are now electric and the musical repertoire has been updated to include “Beer Barrel Polka” and “No Man Is an Island.” Membership has been declining (currently 120,000 in Pennsylvania, down from 260,000 when Mr. Sturgeon joined in 1965) and the median age has been steadily climbing (now 68).

“Brethren, ladies and friends,” Mr. Sturgeon greeted the audience for his installation. “The 21st-century Masonic Renaissance starts today!”

The “renaissance” is Mr. Sturgeon’s agenda for reform, jump-starting a membership drive with a new strategy that permits “selective invitation,” replacing the old “To be one, ask one” policy that forbade Masons to proselytize. He also decreed a lifetime dues exemption for any Mason over 60 who brings in two new members under 30. Like other Pennsylvania grand masters before him, Mr. Sturgeon designed a necktie, to be distributed as a token of appreciation. Typically, the ties are a vehicle for the Masonic insignia; his is more in the style of Jerry Garcia, something he thinks younger guys might be more inclined to wear.

In his most radical move, Mr. Sturgeon has mandated that the ritual be published in book form. In Pennsylvania, since the order’s beginnings, each Mason has learned his obligation from another Mason, one on one. The ritual had never been written down. For the two lowest ranks of Freemasonry it lasts 30 minutes or so; for the third and highest degree it takes roughly an hour and runs to some 8,000 words. “It might take a man away from home maybe 50 nights to sit and learn it,” he said.

Though candidates will still be required to perform the ritual from memory, the printed text allows them to learn it on their own. Mr. Sturgeon assured his fellow masons that photocopying will be prohibited, that all copies will be signed out and strictly audited. Even so, this announcement met with silence, a response he had foreseen. “Many Masons will tell you that one of the great bonds of this fraternity happens when I meet with you 40 times to go over this work, and I become your mentor,” he said. “Now, that’s true. But for the greater good, we have to make a decision.”

Not a secret society but “a society with secrets” is how the protagonist of “The Lost Symbol” describes the Masons. Has that secrecy served a purpose? Is the famous Masonic bond based, at least to some extent, on shared information that nobody else knows? If that was once the case, it seems safe to say that it isn’t any longer, now that detailed accounts of the Masons’ procedures have been posted online, including YouTube videos of the secret handshake.

The drama seems to be in short supply. Any Dan Brown fans who came to the convention center in Pittsburgh expecting daggers pressed to bare chests or red wine drunk out of a skull surely left disappointed. Mr. Sturgeon says that he thought Mr. Brown made that stuff up until a friend reminded him that in one ceremony they attended for a branch of Masonry called the Scottish Rite there had indeed been a skull; he is, however, quite certain that he didn’t drink wine out of it. And if there is a pyramid with Freemasonry’s highest secrets inscribed on it, as “The Lost Symbol” purports, he has yet to hear about it.

Some Masons may regret losing the mystique — though surely not as much as the conspiracy theorists, who now have less room for speculation about the order. While it’s hard to put much store in allegations that Freemasonry is Satan worship or a plot to dominate the world when its membership has included such disparate characters as Count Basie, Daniel Boone, Winston Churchill, Paul Revere, Clark Gable, J. Edgar Hoover, Mozart, Colonel Sanders, Peter Sellers, Cy Young, Pushkin and Brad Paisley, those suspicions thrived nonetheless. The conspiracy theorists, it seems, needed the Masons’ secrecy even more than the Masons needed it themselves.


Holly Brubach es un colaborador frecuente de The New York Times.

jueves, 31 de enero de 2013

La República de Platón




El primer modelo de sociedad utópica lo debemos a Platón. En uno de sus diálogos más conocidos, La República, además de la defensa de una determinada concepción de la justicia, hallamos una detallada descripción de como seria el Estado ideal, es decir, el Estado justo. Platón, profundamente descontento con los sistemas políticos que se habían sucedido en Atenas, imagina como se organizaría un Estado que tuviese como objetivo el logro de la justicia y el bien social.

Según Platón, la república o el Estado perfecto estaría formado por tres clases sociales: los gobernantes, los guardias y los productores. Cada una de estas clases tendría en la república una función, unos derechos y unos deberes muy claros.

A los gobernantes les concerniría la dirección del Estado; a los guardias su protección y defensa; a los productores el abastecimiento de todo lo necesario para la vida: la alimentación, ropa, viviendas... Los individuos pertenecerían a una u otra de estas clases, no por nacimiento, sino por capacidad.

Cada uno sería educado para desempeñar eficientemente las funciones de su grupo, según cual fuese su actitud fundamental: sabiduría (gobernantes), coraje (guardias) o apetencia (productores). Y es que, para Platón, la buena marcha del Estado depende de que cada clase cumpla efectivamente con su cometido.

En definitiva La República de Platón sería, según él, una sociedad justa porque en ella gobernarían los más sabios (filósofos) y, además, por que en ella cada uno desempeñaría una actividad conforme a sus aptitudes y, por lo tanto, todos contribuirían según sus posibilidades al bien común.

Fuente: Wikipedia

martes, 22 de enero de 2013

Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim (1493-1541)


Paracelso (Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim ) nació en 1493 en Einsiedeln (Suiza). Su padre era médico y parece que le inculcó un interés por la naturaleza, especialmente aquellos aspectos relacionados por la mineralogía, la alquimia y, posiblemente, la medicina popular. La familia se trasladó en 1502 a Villach, en Carintia. Allí pudo estar en contacto con las minas que Los Fugger poseían.

Parece que estudió en Ferrara donde debió tener como maestros a Leoniceno y Manardo, adversario crítico de la astrología. En Ferrara alcanzó el grado de doctor. No obstante, según los expertos, conocía muy bien los clásicos médicos, pero fue incapaz de aceptarlos sin crítica.

Desde muy temprano fue un incansable viajero, visitando una gran variedad de países entre Escandinavia y el Oriente Medio. Se sabe que alrededor de 1522 estaba ejerciendo la cirugía. Aunque en esta época, salvo excepciones, las dos profesiones estaban separadas, estaba en contra de la idea que tenían entonces muchos médicos de que la actividad manual debía estar relegada a los estratos inferiores.

Más tarde trató de establecerse como médico en Salzburgo, lo que le causó muchos problemas por su actitud contra la medicina profesional. No obstante, su fama le reportó una amplia clientela y bastantes discípulos. Pronto chocó con colegas, amigos, estudiantes, pacientes y demás. Tuvo que huir hacia Estrasburgo donde encontró acomodo sin problemas, ya que era el lugar del liberalismo y la reforma.

Su fama le llevó a Basilea para atender al conocido editor Frobenius, a quien parece que salvó de la amputación de una pierna. Allí conoció también a Erasmo. Fue propuesto más tarde para que ocupara la plaza de médico municipal de Basilea, lo que le permitía dar clases en la Universidad 

Tras una serie de incidentes abandonó la ciudad en 1528, fruto de una campaña de desprestigio, mantenida por el resto de los médicos, de tendencias conservadoras y materialistas.

Esta campaña contra Paracelso se debió a que no reconocía ninguna otra autoridad médica por encima de él que no fuera la naturaleza, obteniendo favorables resultados en sus tratamientos, situación esta que desesperaba a la clase médica de entonces. Sus obras están repletas de alusiones a seres elementales con los que mantenía relación, tales como gnomos, silfos, salamandras y ondinas, genios de la tierra, el aire. el fuego y agua, respectivamente lo que nos da idea de su contacto directo con los mundos internos.

Paracelso fue tachado de hereje de la misma manera que los gnósticos, y sus enemigos le definían como vagabundo, pero él sólo seguía las pautas de la naturaleza. Al mismo tiempo aplico la enseñanza que por medio de la alquimia le era revelada. Como dice en su Fragmenta medica, ”el objeto de la alquimia no es transformar metales innobles en plata u oro, sino crear un remedio contra todas las enfermedades.” Se dice que Paracelso aprendió el arte de la alquimia durante uno de sus viajes a Constantinopla, de boca de Salomón Trismosin. Por otro lado Paracelso llegó a afirmar que "Tan pronto como el hombre llega al conocimiento de si mismo, no necesita ya ninguna ayuda ajena".

Murió en Salzburgo en 1541.

La producción escrita de Paracelso fue muy copiosa y variada, y la mayor parte fue publicada después de su muerte.

En el terreno de la terapéutica, Paracelso consideró al universo como una gran farmacia y a Dios como el "boticario supremo". En su obra, toda realidad natural se convierte en fármaco siempre que el médico, mediante la observación y la alquimia, sepa descubrir los diversos modos de su acción sobre el organismo. Así, el hombre, entre Dios y la naturaleza, debe erigirse en un explorador y administrador de tales tesoros curativos. Paracelso trasciende, por tanto, la vieja idea de que el médico es un "servidor de la naturaleza". No es raro que no tuviera problemas en utilizar medicamentos químicos o de origen mineral frente a los cuales los clásicos y los médicos de su época fueron tan cautos. Para él enfermedad y remedio "se atraían"y el médico debía hacer lo posible para encontrarlo en la naturaleza. Era partidario del principio contraria contrariis curantur, pero no como una contraposición de las cualidades, sino como "ataque específico contra la semilla de la enfermedad para destruirla". También creyó que el médico debía administrar el tratamiento según los modelos reales de la correlación y la semejanza entre el macrocosmos y el microcosmos, y que la voluntad y fe del médico y enfermo influían sobre la enfermedad y la acción terapéutica. Nos hemos referido ya al interés de por estudiar los "procesos químicos" en los laboratorios naturales: minas y manantiales de aguas termales. Ideó varios procedimientos como el de concentrar el alcohol por congelación de su contenido de agua, o usar "agua fuerte" como solvente para el metal en su forma laminada. No dudó en utilizar mercurio contra la sífilis oponiéndose a lo usual por entonces que era el empleo de guayaco. Conoció la acción diurética de algunos mercuriales en la hidropesía así como las propiedades narcóticas de las preparaciones etéreas para casos de epilepsia, convulsiones espasmódicas y para mitigar el dolor. De hecho, sus estudios y sus consejos revolucionaron el mundo de la medicina que por aquellos tiempos seguía las teorías del médico griego Galeno, según las cuales, las enfermedades se debían a un desequilibrio de los fluidos corporales ("humores") y se debían curar por medio de sangrías y purgas. Rebatió dichas creencias con gran firmeza y trató de convencer a sus colegas de que las enfermedades se debían a ciertos agentes externos y ajenos al cuerpo a los que se podía atacar con la ayuda de determinadas sustancias químicas. Estaba contra la idea que entonces tenían los médicos de que la cirugía era una actividad marginal relegada a los barberos.

Sus investigaciones se volcaron sobre todo en el campo de la mineralogía. Viajó bastante, en busca del conocimiento de lav alquimia. Produjo remedios o medicamentos con la ayuda de los minerales para destinarlos a la lucha del cuerpo contra la enfermedad. Otro aporte a la medicina moderna fue la introducción del término sinovial; de allí el líquido sinovial, que lubrica las articulaciones. Además estudió y descubrió las características de muchas enfermedades (como se ha dicho siflis y bocio entre otras) y para combatirlas se sirvió del azufre y del mecrurio. Introdujo el uso del laúdano. Su principal libro fue La gran Cirugía (Die Grosse Wundartzney). Igualmente, Paracelso aceptó los temperamentos galénicos y los asoció a los cuatro sabores fundamentales. Esta asociación tuvo tal difusión en su época que aún hoy en día, en lenguaje coloquial, nos referimos a un carácter dulce (tranquilo, flemático), amargo (colérico), salado (sanguíneo, dicharachero) y el caracter ácido pertenecería al temperamento melancólico.

También aportó datos alquímicos. A Paracelso le atribuimos la idea de que los cuatro elementos (tierra, fuego, aire y agua) pertenecían a criaturas fantásticas que existían antes del mundo. Así pues, la tierra pertecúa a los gnomos, el agua a las nereidas (ninfas acuáticas), el aire a los silfos (espíritus del viento) y el fuego a las salamandras (hadas de fuego). Paracelso se muestra fiel a la ortodoxia alquímica, con los tres principios (sal, azufre y mercurio) y los cuatro elementos, si bien esta teoría la desarrolló más ampliamente para provecho de las siguientes generaciones. Según él, a partir del Yliaster, primera materia, surgen dos principios: uno negativo, femenino y pasivo; otro positivo, masculino y activo. Del encuentro de ambos surge el Caos, el Hyle, la materia primitiva que es el génesis de todo lo creado. Gracias a la luz, surgen de allí los cuatro elementos, y a partir de ese momento los diferentes seres que pueblan el universo.

Paracelso dio de manera velada la fórmula para la creación de la piedra filosofal.... Las Siete Reglas de Paracelso:
  1. Lo primero es mejorar la salud. Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad. 
  2. Desterrar absolutamente de tu ánimo, por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza. Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe. 
  3. Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo. 
  4. Hay que olvidar toda ofensa, mas aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca. 
  5. Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates. 
  6. Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia. 
  7. Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día de mañana. Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo. Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad.

    sábado, 19 de enero de 2013

    La Sección Aurea


    La divina proporción, también conocida como la proporción áurea o número de oro se estudió desde la antigüedad, ya que aparece regularmente en geometría. Se conoce ya de su existencia en los pentágonos regulares y pentáculos de tablas sumerias datadas alrededor del año 3200 a.C.



    En la Grecia Clásica se empleó para establecer las proporciones de los templos, tanto en su planta como en sus fachadas. En el Partenón, Fidias también lo aplico a la comosición de las esculturas. De ahí que en 1900 el matetmático Mark Barr la deniminó Φ en honor a Fidias.





    Platón (428-347 a.C.) consideró la divina proporción como la mejor de todas las relaciones matemáticas y la llave de la física del cosmos.



    En el renacimiento, la sección áurea se empleó mucho en las artes plásticas y en la arquetectura, ya que le consideraba la proporción perfecta entre los lados de un rectángulo. El gran Leonardo hizo las ilustraciones para una disertación publicada por Luca Pacioli en 1509 y titulada De Divina Proportione. Este libro contiene los dibujos hechos por Da Vinci de los cinco sólidos platónicos. Es probable que fuera el propio Leonardo quien direa por parimera vez el nombre de sectio aurea. En 1525, Durero publica Instrucción sore la medida con regla y compás de figuras planas y sólidas. En este libro se describe como trazar con regla y comás la esprial basada en la sección áurea, que se conoce como espiral de Durero.



    Los artistas del Renacimiento utilizaron la sección áurea en múltiples ocasiones tanto en pintura, escultura como arquitectura para lograr el equilibrio y la belleza. Leonardo, por ejemplo, la utilizó para definir todas las proporciones fundamentales en su pintura La última cena, desde las dimensiones de la mesa, hasta la disposición de Cristo y los discípulos sentados, así como las proporciones de las paredes y ventanas al fondo. En su cuadro de la Gioconda utilizó rectángulos áureos para plasmar el rostro de Mona Lisa. Se pueden localizar muchos detalles de su rostro, empezando porque el mismo rostro se encuadra en un rectángulo áureo.



    Hoy en día la sección áurea se puede ver en multitud de diseños. El más conocido y difundido sería la medida de las tarjetas de crédito, la cual también sigue dicho patrón, así como nuestro carné de identidad y también en las cajetillas de cigarrillos.

    En la arquitectura moderna sigue usándose; por ejemplo, está presente en el conocido edificio de la ONU en Nueva York, el cual no es más que un gran prisma rectangular con su cara mayor sigue la divina proporción.







    La sección áurea en la naturaleza


    • Según el propio Leonardo de Pisa (Fibonacci), en su Libro de los ábacos, la secuencia puede ayudar a calcular casi perfectamente el número de pares de conejos n meses después de que una primera pareja comienza a reproducirse (suponiendo que los conejos se empiezan a reproducir cuando tienen dos meses de edad).
    • La relación entre la cantidad de abejas macho y abejas hembra en un panal.
    • La relación entre la distancia entre las espiras del interior espiralado de cualquier caracol (no sólo del nautilus)
    • La relación entre los lados de un pentáculo.
    • La disposición de los pétalos de las flores (el papel del número áureo en botánica recibe el nombre de Ley de Ludwig).
    • La distribución de las hojas en un tallo
    • La relación entre las nervaduras de las hojas de los árboles
    • La relación entre el grosor de las ramas principales y el tronco, o entre las ramas principales y las secundarias (el grosor de una equivale a Φ tomando como unidad la rama superior).
    • La distancia entre las espirales de una piña.
    • Las relaciones entre las partes del cuerpo de los humanos, los insectos, las aves y otros animales:
      • La relación entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo.
      • La relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los dedos.
      • La relación entre la altura de la cadera y la altura de la rodilla.
      • La relación entre las divisiones vertebrales.
      • La relación entre las articulaciones de las manos y los pies. 








    La sección áurea en el arte

    • Relaciones arquitectónicas en las Pirámides de Egipto.
    • La relación entre las partes, el techo y las columnas del Partenón (Atenas).
    • En los violines, la ubicación de las efes (los “oídos”, u orificios en la tapa) se relaciona con el número áureo.
    • El número áureo aparece en las relaciones entre altura y ancho de los objetos y personas que aparecen en las obras de Miguel Angel, Durero, Da Vinci, ..., entre otros.
    • Las relaciones entre articulaciones en el hombre de Vitruvio (Leonardo).
    • En el Arte Póvera, movimiento artístico italiano de los años 1960, muchas de cuyas obras se basan en esta sucesión.







    El número áureo en la música

    • En las estructuras formales de las sonatas de Mozart, en la 5ª Sinfonía de Beethoven, en obras de Schubert y Debussy (estos compositores probablemente compusieron estas relaciones de manera inconsciente, basándose en equilibrios de masas sonoras).
    • Autores como Bártok, Messiaen y Stockhausen, entre otros, compusieron obras cuyas unidades formales se relacionan (a propósito) con la sección áurea.
    • El compositor mejicano, Silvestre Revueltas (1899-1945) utilizó también el número áureo en su obra Alcancías, para organizar las partes.







    La sección áurea en el pentáculo


    Existe la relación del número áureo también en el pentáculo, un símbolo pagano, más tarde acogido por la iglesia católica para representar a la Vigen María, y también por Leonardo para asentar en él al hombre de Vitruvio.


    Gráficamente el número áureo es la relación entre el lado del pentágono regular y la recta que une dos vértices no consecutivos de éste. Si se toma como unidad un lado del pentágono interior, cualquier línea que marca los brazos de la estrella mide Φ. También la longitud total de cualquiera de las cinco líneas que atraviesan la estrella mide Φ a la cuarta potencia, mientras que la suma del lado interior y cualquiera de sus brazos es Φ al cuadrado. Teniendo en cuenta la gran simetría de este símbolo se observa que dentro del pentágono interior es posible dibujar una nueva estrella, hasta el infinito. Del mismo modo, es posible dibujar un pentágono por el exterior, que sería a su vez el pentágono interior de una estrella más grande. Al medir la longitud total de una de las cinco líneas del pentáculo interior, resulta igual a la longitud de cualquiera de los brazos de la estrella mayor, o sea Φ.

    Fuentes:
    Geometría de la parábola, por Carlos Calvimontes Rojas

    viernes, 11 de enero de 2013

    El sueño de Escipión (Marco Tulio Cicerón)





    (de Marco Tulio Cicerón, Sobre la República, Biblioteca Clásica Gredos, Ed. Planeta-deAgostini, Barcelona, pp. 158-171. Traducción: Alvaro D´Ors)



    Cuando llegué a Africa, en donde, como es sabido, era tribuno de la Cuarta Legión, bajo las órdenes del cónsul Manius Manilus, nada deseaba tanto como encontrarme con Masinissa. monarca que por causas justas había sido muy amigo de nuestra familia. Cuando me presenté ante él, el anciano, tras haberme abrazado, lloró, y tras hacer una pausa miró al cielo y dijo: «Gracias te sean dadas a ti, oh Sol supremo, y a tus compañeros celestes, por haberme permitido, antes de partir de esta vida, contemplar en mi propio reino y bajo estos cielos a P. Cornelius Scipio, cuyo sólo nombre me reconforta: ¡Pues nunca se ha ido de mi alma el recuerdo de los mejores y más invencibles de los hombres!». Le pregunté entonces con respecto a los asuntos de su reino, y él a mí con respecto a nuestra república-, y así pasamos el día conferenciando por extenso. Tras regios entretenimientos, volvimos a conversar hasta bien entrada la noche, en la que el anciano sólo habló del viejo Scipio ( Africanus Major): recordaba todo sobre él, no sólo sus hazañas sino también sus dichos. Cuando nos separamos para retirarnos a descansar, por el viaje y nuestra conversación nocturna yo estaba más cansado de lo habitual. quedándome profundamente dormido.

    Tras lo cual (pues creo que ello surgió del tema de nuestra conversación, dado que a menudo sucede que nuestros pensamientos y conversaciones producen algún resultado en el sueño, como lo que Ennius relata que le sucedió a Homero, quien acostumbraba a hablar sobre ello y meditar en sus horas de vigilia) Africanus se me aparecio en una forma que reconoci más por su busto que por mi conocimiento del hombre mismo. Cuando le reconocí me eché a temblar; él, sin embargo, me dijo: «Ten valor y rechaza el miedo, oh Scipio; guarda en la memoria lo que voy a decirte».

    «¿Ves tú esa ciudad que, obligada por mí a someterse al pueblo romano, renueva sin embargo, incapaz de permanecer en paz, sus antiguas guerras? (Aquí me mostró Cartago desde un punto claro y brillante, lleno de estrellas, de las alturas celestes.) ¿Y el asalto al que tú vas, siendo un simple muchacho? En dos años a partir de ahora, tú derribarás como cónsul esa ciudad, y ese nombre hereditario, que hasta ahora tú tuviste de nosotros, te pertenecerá a ti por tus propios esfuerzos. Además, cuando Cartago haya sido arrasada por ti, llevarás a cabo tu Triunfo y serás nombrado censor; entonces como legado irás a Egipto, Siria, Asia y Grecia, siendo hecho cónsul una segunda vez durante tu ausencia, y llevando a cabo la mayor de las guerras, destruirás Numancia. Pero cuando seas llevado sobre el carro triunfal al Capitolio, encontrarás la república en confusión por la política de mi nieto. Aquí, oh Africano, será necesario que muestres a la tierra patria la luz de tu espíritu, tu genio y tu sabiduría; en este período de tu vida veo oscuramente el curso de tu destino, aunque cuando tu edad haya completado ocho veces siete circuitos y vueltas del sol, eso te llevará a la época fatal de tu vida por el circuito natural de estos dos números (cada uno de los cuales es perfecto, el uno por razón distinta al otro); ante ti sólo y ante tu nombre todo el estado girará; a ti, corno senador, todas las buenas gentes, los aliados de los latinos y los propios latinos, acudirán; en ti descansará la salvación de todo el estado, y a menos que caiga sobre ti la mala fortuna, a ti, como dictador, te corresponde establecer firmemente la república si escapas de las manos impías de tus parientes»; ante esta parte del recital Laelius lloró y los otros se lamentaron amargamente, pero Scipio, sonriendo, dijo: «Te ruego no me despiertes de mi sueño; permanece un poco en paz y escucha el resto».

    «Pero, oh Africano, para que puedas ser el más entregado al bienestar de la república, escucha bien: para todos los que han guardado, animado y ayudado a su patria, hay asignado un lugar particular en el cielo, en donde los bendecidos gozarán de vida permanente. Pues nada sobre la tierra es más aceptable a la deidad suprema que reina sobre todo el universo, que las uniones y combinaciones de hombres unidos bajo la ley a las que llamamos estados; por tanto los gobernantes y conservadores proceden de ese lugar y a él retornan después».

    En ese punto, aunque estaba totalmente aterrado, no tanto por el miedo a la muerte como por la traición de mis parientes, quise saber si él mismo estaba vivo realmente, y mi padre Paulus y otros a quienes creíamos aniquilados.

    «Sí», contestó. «En verdad siguen vivos los que se han líberado de las ataduras del cuerpo como de una prisión: ¡Pues lo que llamáis vida no es en realidad sino muerte! ¿No ves a tu padre Paulus que viene hacia ti?»

    Ante esa visión rompí en un mar de lágrimas: él, por su parte, me abrazó y besó y me prohibió llorar; luego, cuando mis lágrimas cesaron, y pude hablar, dije: «Te ruego me digas, reverenciadísimo y Excelentísimo padre: puesto que eso es la vida, como he oído decir al Africano, ¿por qué permanezco en la tierra? ¿Por qué no me precipito a ir contigo?

    «No puede ser», contestó él, «pues a menos que la Deidad que es el Señor de este universo que tú habitas, te libere de la prisión de tu cuerpo, aproximándose aquí, no puedes venir. Pues hombres han nacido bajo esta ley para ser fieles guardianes de ese Globo que ves en el medio de este universo y que es llamado la Tierra: y un alma se les ha dado de aquellos fuegos Sempiternos a los que tú llamas estrellas y constelaciones; siendo estos cuerpos esféricos y globulares, animados con almas divinas , prosiguen sus órbitas circulantes con maravillosa celeridad. Y por tanto, o Publius, por ti y por todas las personas piadosas, el alma será retenida en el mantenimiento del cuerpo: sin su orden, por quien se te ha dado ese alma, no podrás despedirte de la vida mortal, a menos que parezcas ser infiel al deber ante la humanidad que te ha sido asignado por la Deidad.
    Pero cultiva la justicia y la piedad, oh Scipio, siguiendo los pasos del Gran señor y de mí mismo, que te lo suplicamos. Estas cualidades, excelentes ya entre los padres y parientes. son todavía más nobles cuando se practican hacia el país de uno: esta vida es el camino al Cielo y a la reunión de aquellos que, habicndo vivido ya en la tierra, ahora, liberados del cuerpo, habitan este lugar que tú ves (esta esfera que brilla con la más resplandeciente luz entre las abrasadoras estrellas) y que, siguiendo a los griegos, llamáis la Vía Láctea. Desde este lugar todos los otros cuerpos aparecen ante mi vista muy brillantes y maravillosos. Además están las estrellas que no se ven nunca desde la tierra: y la magnitud de todas ellas es tal como nunca hemos sospechado: entre ellas contemplo la más pequeña que está en el punto más lejano al Cielo y más cercano a la Tierra, brillando con la luz prestada. Además, las esferas de las estrellas trascendieron mucho el tamaño de la Tierra. Así, la propia Tierra me parece ya pequeña, afligiéndome al pensar la pequeña parte de su superficie que en realidad ocuparnos.»

    Mientras yo proseguía mirando, El Africano siguió hablando: «¿Cuánto tiempo permanecerá tu mente clavada a la Tierra? ¿Contemplas el glorioso Templo al que has llegado'? Ahora sabes que el Universo se compone de nueve círculos", o más bien Esferas, todas unidas entre sí, una de las cuales es celestial, y la más lejana, que abarca a todas las demás, la Deidad suprema que conserva y gobierna a las otras. En esta esfera se realizan las revoluciones eternas de las Estrellas, y a ella están sometidas las siete esferas que giran hacia atrás con un movimiento contrario al de la Esfera Celeste. La primera (de las Siete) Esferas está ocupada por la Estrella que en la Tierra se llama Saturno. Luego viene la esfera de esa espléndida Estrella, saludable y afortunada para la raza humana, llamada Júpiter. Luego viene la Esfera Roja, terrible para la Tierra. a la que llamáis Marte. Bajo estas esferas, y casi en la región media, está situado el Sol, el Dirigente. Jefe y Gobernador de las otras Luces. la mente del Mundo y el principio organizador, de tan maravillosa magnitud que ilumina e impregna con su luz todas las partes del Universo. Las Esferas de Venus y Mercurio siguen al Sol en sus respectivos cursos como compañeras suyas. En la Esfera inferior la Luna gira iluminada por los rayos del sol. Bajo ésta en verdad no existe nada que no esté sometido a la muerte y decadencia, salvo las Almas, que por donación de los Dioses han sido entregadas a la raza humana. Por encima de la Luna todas las cosas son eternas, pero la Esfera de la Tierra, que ocupa un lugar medio y es la novena, no se mueve: es la más baja y a ella son atraídos todos los cuerpos por su propia gravedad.»

    Cuando me hube recuperado de mi asombro ante la visión de todas aquellas cosas, pregunté: «¿Qué es esa dulce y maravillosa melodía que llena mis oídos?»

    «Eso», respondió él, «es esa armonía que, afectada por la combinación de intervalos irregulares, y sin embargo en armoníosas proporciones y separados así con razones, se debe al impulso y movimiento de las propias esferas: la luz combinada con los tonos más graves; los diversos sonidos, que uniformemente hacen una gran sinfonía. Pues no con silencio pueden hacerse esos movimientos hacia adelante, y la Naturaleza nos lleva a la conclusión de que los extremos dan una nota baja en un lado y una alta en el otro. Así la esfera celestial cuyo curso estelar es más rápido da un sonido alto y agudo; siendo el tono más grave el de la esfera lunar, que es inferior; pero la Tierra, la novena esfera, permanece inmóvil, siempre fija en la sede inferior en el lugar medio del Universo. Además, los movimientos de estas ocho esferas que están por encima de la tierra, y de las que la fuerza de dos es la misma, producen siete sonidos apoyados en intervalos regulares; cuyo número es el principio conector de casi todas las otras cosas. Hombres Instruidos, habiendo imitado este misterio divino con instrumentos de cuerdas y armonías vocales, se han ganado para sí mismos el regreso a este lugar al igual que otros que, dotados de una sabiduría superior, han cultivado las ciencias divinas incluso en la vida humana.»

    «Ahora los oídos de los hombres se han vuelto sordos a esta melodia; no hay en vosotros un sentido más apagado. Lo mismo que en ese lugar que se llama Catatdupa, en donde el Nilo cae desde las altas montañas, las gentes que allí viven han perdido el sentido del oído por la magnitud del sonido, así ciertamente, un tremendo volumen de sonido surge de la rápida revolución de todo el Cosmos, pero los oídos humanos no son capaces de recibirlo, del mismo modo que sois incapaces de mirar directamente al Sol, cuyos rayos ciegan y vencen los sentidos.»

    Maravillado ante estas cosas, mis ojos volvían a menudo hacia la Tierra.

    Entonces dijo El Africano: «Percibo que incluso ahora miras al lugar y morada de los mortales. Pero si a ti te parece tan pequeña, como ciertamente lo es, así vista, afánate por estas cosas celestes y estima menos las de la tierra. Pues la gloria o renombre realmente dignos de ser buscados no derivan de las bocas de los hombres. Tú ves que la Tierra está habitada en esparcidos lugares confinados dentro de estrechos límites, siendo esas regiones habitadas simples motas sobre su superficie con vastas zonas salvajes entre medio: y los que habitan la Tierra no sólo están separados así, pues ninguna comunicación es posible entre ellos del uno al otro, pues ocupan posiciones en parte oblicuas, en parte transversales, en parte opuestas a las vuestras; de éstos seguro que no puedes esperar gloria. También percibirás que esta misma tierra está, por así decirlo, circunscrita y circundada por zonas, dos de las cuales, las más separadas y situadas a cada extremo bajo los mismos polos del cielo, están heladas como puedes ver: mientras la zona media, la más grande, se quema con el calor del Sol. Dos zonas son habitables, una de las cuales está hacia el Sur, y aquellos que allí habitan ponen sus pies opuestamente a vosotros, y nada tienen que ver con vuestra raza. En cuanto a la otra zona que habitáis, y que está sometida al viento del Norte, mira qué parte tan pequeña tiene que ver con vosotros: pues toda la superficie habitada por tu raza, limitada hacia los polos y más ancha lateralmente, sólo es una pequeña isla rodeada por el mar, al que llamáis en la Tierra el Atlántico, el Gran Mar o el Océano. Pero, a pesar de ese nombre, es tan pequeño como tú puedes ver. ¿Cómo es posible entonces que desde esos países conocidos y cultivados, tu nombre o el de cualquiera de los nuestros, pueda cruzar esas montañas caucásicas, que tú ves, o pasar más allá del Gánges? ¿Quiénes, en las partes restantes del Oriente, en las regiones más profundas del errabundo Sol, bien en los Climas del Norte o del Sur, oirán tu nombre? Entonces, descartadas esas partes, percibes dentro de qué estrechos límites trata de extenderse tu gloria; ¿y por cuánto tiempo, incluso, aquellos que cantan tus alabanzas seguirán haciéndolo?

    «Pues aunque generaciones desde aquí a la posteridad trataran de perpetuar la fama de alguien de nosotros pasada de padre a hijo, no obstante, por causa del fuego y la inundación, que inevitablemente sucederán en períodos fijos del tiempo, seremos incapaces de alcanzar renombre duradero, y menos aún gloria eterna. ¿Qué importancia, además, las cosas a ti concernientes tendrán para los que nazcan después, cuando no quede vivo nada de lo que existió antes? Más especialmente, cuando de esos mismos hombres que van a venir, ninguno sea capaz de recordar los acontecimientos de un solo año. Ahora, de acuerdo con una costumbre común, los hombres suelen medir el año simplemente por el retorno del Sol o, dicho de otro modo, por la revolución de una estrella. Pero cuando todas las constelaciones retornen a las Posiciones originales de las que una vez partieron, restaurando así a largos intervalos la configuración original de los Cielos, entonces puede, hablarse verdaderamente del «Gran Año», dentro de cuyo período apenas me atrevo a decir cuántas generaciones de hombres están comprendidas. Pues así como en el tiempo pasado, cuando el Alma de Rómulo entró en estas moradas sangradas, el Sol parecía fallar y extinguirse, así cuando el Sol de nuevo falle en la misma posición y al mismo tiempo, entonces, cuando los Signos del Zodíaco hayan regresado a su posición original, y las Estrellas sean llamadas, el ciclo del Gran Año se habrá cumplido; de este enorme período de tiempo, has de saber que ni una veinteava parte ha transcurrido todavía.

    «.Y por tanto, si tú desesperas de un rápido retorno a este cuarto, en donde todas las cosas están preparadas para grandes y excelentes hombres, concibe qué valor tiene la gloria humana, que apenas puede soportar la más pequena parte de un ciclo. Pero si miras hacia lo alto y fijas tu mirada en este estado y en tu casa eterna, no prestarás atención a la charla vulgar, ni pennitirás que tus actos sean influidos por la esperanza de recompensas humanas. La verdadera virtud ha de conducir por sí misma a la gloria real. Deja que los demás se preocupen de averiguar lo que pueden decir de ti: pues está fuera de toda duda que hablarán de ti. La fama humana está totalmente restringida dentro de estos estrechos límites que tú ves, y nunca en ningún tiempo ha ganado nadie renombre inmortal, pues eso es imposible por causa del aniquilamiento de los hombres y el olvido de la posteridad.

    Entonces dije yo: «Oh Africano, si es cierto que quienes han hecho merecimientos ante su país tienen, por así decirlo, un Camino abierto al Cielo -aunque por mi juventud he seguido los pasos tuyos y de mi padre, y nunca empañé tu gran renombre- ahora, con tan gran perspectiva ante mí, me esforzaré con mayor atención.»

    «Afánate», dijo él, «con la seguridad de que no eres tú quien está sometido a la muerte, sino tu cuerpo. Pues tú no eres lo que esa forma parece ser, pues el hombre real es el principio pensante de cada uno, no la forma corporal que se puede señalar con el dedo. Que sepas pues, entonces, que tú eres un Dios. en tanto en cuanto es Deidad lo que tiene voluntad. sensación, memoria, previsión, y quien así gobierna, regula y mueve el cuerpo entregado a su cargo, así como la Deidad suprema hace con el Universo, y como el Dios Eterno dirige este Universo que en cierto grado está sometido a decadencia, así un Alma sempiterna mueve el frágil cuerpo.

    »Ahora bien, lo que está siempre en movimiento es eterno, mientras que lo que sólo comunica movimiento, habiendo sido puesto en movimiento por otra causa, cesará necesariamente de moverse cuando se retire el impulso motor. De acuerdo con ello sólo lo que se mueve espontáneamente, porque es siempre todo en sí mismo, nunca cesa realmente de moverse, y es además la fuente del movimiento en todas las cosas. Ahora bien, una causa primaria no deriva de ninguna otra causa-, pues de ahí proceden todas las cosas, y no de otra cosa. Lo que surge de algo más no puede ser causa primaria, y si ésta no tuvo un comienzo, tampoco tendrá nunca un fin. Pues una vez destruida la causa primordial, ni podría ser generada de nuevo de ninguna otra cosa ni podría producir nada más: pues todas las cosas deben proceder necesariamente de la causa primordial. Este principio eterno del Movimiento completo surge de lo que es movido por sí mismo y de sí mismo, y por tanto no puede nacer o perecer; o de otro modo por necesidad todos los cielos colapsarían, y toda la Naturaleza se detendría, incapaz ya de obtener el impulso que la puso en movimiento.

    »Puesto que, de acuerdo con ello, es manifiesto que es eterno lo que se mueve por sí mismo, ¿quién negará que este principio eterno es un atributo natural de las almas? Pues todo lo que es movido por un impulso externo es inanimado: en cambio, lo que se energiza desde su interior es verdaderamente animado, y esta es la operación peculiar del Alma. Entonces, si el Alma es lo que está por encima de todo, lo que es el propio motivo. ciertamente no nace, sino que es eterna. Ejerce, por tanto, esta alma tuya en las cosas más nobles: la solicitud y el cuidado por el bienestar del propio país son las mejores: pues animada y controlada por esos sentimientos, el alma pasa más rápidamente a esta esfera: su verdadero hogar. Y ello se puede conseguir más rápidamente si, estando aprisionada en el cuerpo, se eleva por encima de las limitaciones terrenas y, mediante la contemplación de las cosas que están más allá del cuerpo, se abstrae en el mayor grado de su tabernáculo terrenal.

    »Pues las Almas de los hombres que se han entregado a los deseos del cuerpo, y de las mujeres que, como instigadoras, se han entregado a sí mismas, y por el impulso de las pasiones obedientes a la gratificación sensual, han violado las leyes de Dios y del Hombre, una vez liberadas del cuerpo, siguen girando en este mundo, y esas Almas torturadas no volverán a este lugar, salvo después de muchos siglos.»

    Aquí dejó de hablar, y yo desperté de mi sueño.

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