lunes, 22 de marzo de 2010

¡Somos seres luminosos!



Estar hecho de la misma materia que las estrellas tiene sus consecuencias y una de ellas es que los seres humanos emitimos luz.

Aunque esta luz es invisible para el ojo humano, científicos japoneses han comprobado que el cuerpo humano produce biofotones como resultado de su metabolismo energético.

Los científicos del Departmento de Electrónica y Sistemas Inteligentes del Instituto Tohoku usaron una cámara criogénica CCD sensible a emisiones fotónicas superdébiles.

Encontraron que el cuerpo humano produce pulsos rítmicos de luz y es el rostro el que  emite una mayor cantidad y más constante de biofotones. Del rostro desprendiéndose, tal vez, la aureola angelical representada en el arte medieval.

También notaron que existe una mayor emisión luminosa durante la tarde que en la mañana y en la noche, lo cual probablemente se debe a cambios en el metabolismo, algo que puede ser observado en las especies activas basadas en el oxígeno.  Sujetos que habían sido privados del sueño marcaron una menor luminosidad. Así que al parecer dormir bien es brillar más.


ería interesante investigar hasta que punto la producción de luminosidad humana, aunque invisible para el ojo humano en condiciones normales, podría estar relacionado con la visión aúrica que algunas personas dicen tener: perciben colores cambiantes según el ánimo y la energía de una persona, como una capa distintiva de su personalidad (lo que llaman el traje espacial de luz).

El científico canadiense  Jeremy Narby, que investigó la etnobotánica de indígenas de la selva amazónica, cree haber encontrado una relación entre los biofotones emanados por el ADN y los descubrimientos medicinales de los chamanes, los cuales dicen que obtienen su información a través de la comunicación con ancestros luminosos. Algunas de estas comunidades indígenas han logrado descubrir combinaciones de plantas que actúan como agentes químicos que a través  de un método tradicional de prueba y error tardarían millones de años en encontrar, tal es el caso del curare.

El ADN emite fotones al intercambiar señales de célula a célula a un rango de distribución espectral de 900 nanómetros (infrrarojo) a cerca de 200 nanómetros (luz ultravioleta) justo en el borde de la banda visible del ojo humano. Narby argumenta que posiblemente los chamanes o curanderos logran acceder a un nivel de información biomolecular a través de las tecnologías de la conciencia como puede ser el ayahuasca, y relaciona las representaciones de la serpiente helicoidal como fuente de la creación (genesis: la serpiente que aletea en el agua primordial) comunes a muchas culturas con la estructura del ADN: la serpiente del código cósmico.


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