jueves, 18 de febrero de 2010

Tradición y Porvenir



Tempranamente, la organización de los Free-massons se transforma profundamente en Gran Bretaña. En sus Logias (reuniones) se encontraban cada vez más numerosos, los Masons "aceptados", nobles, eclesiásticos o burgueses, que no tenían ninguna atadura con la profesión de constructores. De esta manera, la Masonería "operativa" se fue transformando en Masonería "especulativa" o filosófica; así, no se busca en esos Talleres donde se reúnen los albañiles y arquitectos constructores, los mejores procedimientos para la construcción, o como elaborar mejor la argamasa con la que ensamblar las piedras del edificio, sino que ahora se conversa y se busca cada vez más, cuáles son las vías a transitar para que los hombres puedan armoniosamente juntarse a los efectos de construir una humanidad mejor y más esclarecida. Esta "nueva" Masonería toma de la "antigua" un gran número de sus símbolos, sus reglas de disciplina, de comportamiento y sobre todo el noble ideal de perfeccionamiento del Ser Humano: es necesario construir este Ser de la misma manera como los antiguos construían las catedrales.

El 24 de junio del 1717, cuatro de estas Logias de Londres se reunieron para festejar el Solsticio de verano nórdico, y se constituyeron en Gran Logia, atribuyéndose el poder de regir los otros talleres. Esta Gran Logia estableció en 1723 las Constituciones llamadas de Anderson, por el apellido del Pastor protestante que las redactó, las cuales codificando los antiguos deberes masónicos, fueron y son todavía la carta reconocida de la Francmasonería Universal.

Era también la época donde se desarrollaba lo que se llamaría luego la Filosofía de las Luces o Iluminismo, y todos aquellos que participaban, a cualquier título, de esta gran corriente de ideas innovadoras que pregonaban la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad para todos los humanos, no podían no adherir a la Francmasonería, que hacía de esa divisa su propio fundamento.

Muy rápidamente, la Masonería se extiende por el Viejo Continente y también en las Américas. No por conocida, no deja de ser casi imperioso señalar una vez más el rol que jugó la Masonería en las luchas patrióticas: una buena parte de nuestros Libertadores, eran miembros de la Institución.

Pero, a estas alturas una pregunta puede ser pertinente: ¿Será entonces - luego de lo que venimos de ver - que la Francmasonería es sólo una supervivencia de viejas ideologías hoy superadas?

Pero, también podemos preguntarnos, ¿están superadas las nociones de Libertad, Igualdad y Fraternidad, las solas banderas que la Francmasonería haya siempre enarbolado? Cierto es que muchas otras doctrinas han sido elaboradas desde el siglo XVIII a esta parte, lo que pueden hacernos pensar que aquellas divisas masónicas datan de hace ya mucho tiempo, que se han vuelto viejas. Mas, esto sería cierto si ese ideal masónico hubiere sido ya alcanzado. Sin embargo, no parece éste ser el caso.... Tanto si observamos hacia nuestro entorno social cotidiano, como si echamos una mirada planetaria, seguimos viendo la vigencia de las luchas contra la opresión, constatamos lo poco pacífico que es nuestro mundo y como se desarrolla la violencia en nuestras sociedades, o como todavía se sigue considerando a los humanos diferentes de acuerdo a su sexo, raza y color, creencias o medios materiales que posea. Entonces, la Francmasonería continúa refiriéndose al tríptico de Libertad, Igualdad y Fraternidad como un ideal permanente.

La Francmasonería busca hacer avanzar la Humanidad hacia el Progreso, que ella llama La Luz. Pero este objetivo tiene poco que ver con el sólo progreso técnico o material - como comúnmente se confunde- incluso si esto, por supuesto, no está ausente de sus preocupaciones, en la medida en que también pueda liberar al Hombre (cuando muchas veces en realidad lo que hace es aprisionarlo o someterlo).

La imagen que tal vez más convenga entonces para presentar a la Francmasonería es asimilarla a un árbol: para desarrollar sus ramas cada vez más altas y más lejos, tiene necesidad de desarrollar al tiempo poderosas y profundas raíces. Sus ramas serán tanto más vigorosas que sus raíces serán profundas. Así también puede resistir a las tempestades: puede ser que se vea a algunas de sus ramas rotas, pero siempre puede brotar de nuevo. La Francmasonería ha sufrido ataques y persecuciones. Pero siempre ha resurgido.

La Francmasonería entonces, está hecha de permanencias: su ideal continúa siendo el de los masones operativos del medioevo y el de los masones especulativos del Iluminismo; es humanista, ante todo, y progresista. Cree en el Hombre y en su perfectibilidad. Es la razón por la cual intenta ser innovadora, intenta ubicarse en su tiempo y su fidelidad a un ideal tan viejo, no le impide, en nombre de ese mismo ideal, interesarse y contribuir a preparar el porvenir.

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