jueves, 11 de febrero de 2010

Rechiario, el que pudo ser Grande. Rey de Suevia (448-456)



Rechiario probablemente nació en Braga. Con propiedad, hubiese podido llamar patria a la Gallaecia y a su capital. Era en sí el primero de los suevos, que a su modo, era galaico y romano. Tal vez sus compañeros de juego se llamaran Wistrario y Widragildo, pero también, Pinto o Prudente. Y tal vez tuviera instructores al modo latino. Accede al trono a la muerte de su padre, siendo ya católico, en lo que es discretamente emulado por algunos de los suyo. ¿Fue esta conversión un acto político? Desde luego el resto de sus actos están perfectamente medidos. 

Su primera acción consiste en la invasión “ad praedam” de las regiones ulteriores, probablemente los campos palentinos, territorios por los que luego tendrá libre tránsito, y que le habrían las comunicaciones hacia las Galias y la Tarraconense. Es al mismo tiempo una reivindicación de su suevidad ante los suyos, como deja traslucir Hidacio. 

Su segunda acción es un matrimonio de conveniencia, toma como esposa a la hija del veterano rey visigodo Teodoredo. Con ello se garantizaba una importante libertad de movimiento a través de la amistad del más poderoso monarca de occidente. 

Su tercera acción es una expedición contra la Vasconia. Expedición sin duda grata a Roma y a los godos, debido al problema de los bagaudas.

En julio, y seguimos en el mismo año, 458, marcha junto a su suegro Teodoredo, y a la vuelta saquea la región de Zaragoza y penetra, con engaño, en Lleida, donde toma cautivos. A estas alturas parece que sólo las costas mediterráneas de la Tarraconense escapan a su brazo. 

En un solo año había agradado a todos a los que cabía agradar: a los suevos y a los galaicos poderosos, que no debían ver con malos ojos la ilegítima llegada de riquezas a la provincia; a los obispos católicos, que tenían un católico por rey; los priscilianistas no parecen que viesen empeorar su situación; y los godos contaban con un nuevo aliado. 

En las cecas suevas de Gallaecia, que Hermerico había puesto en funcionamiento, se producen ahora, además de Sólidos y Trientes, unas nuevas Silicuas de plata: llevan la leyenda “IUSSU RECHIARI REGES”. Es el primer rey germánico que emite moneda en su nombre, casi un siglo antes que los francos. Y para mí, es también un acto de propaganda. Rechiario ya no se sentía sólo rey de suevos, era rey de un reino y una tierra. 

El 4 de julio de 451 se ve una aurora boreal en Galicia, a la caída de la noche. Poco después Atila es derrotado en la batalla de los Campos Cataláunicos, en la que muere Teodoredo, suegro de Rechiario, que es sucedido por Turismundo. Éste es degollado poco después por sus hermanos, que le suceden en el trono. Frederico renuncia en su hermano, y Teodorico (que nada tiene que ver con el ostrogodo Teodorico, llamado el Grande) queda como único rey de los visigodos. 

Por otra parte, Rechiario recibe embajadores de Roma, los condes Mansueto y Fronto, que de acuerdo con la paz obtienen las condiciones pactadas (“Ad Suevos Mansuetus comes Hispaniarum, et Fronto similiter comes, legati pro pace mittuntur et obtinent conditiones injunctas”). En mi opinión, a Rechiario le es reconocido el dominio sobre el conjunto de sus tierras, salvo la costa mediterránea de la Cartaginense, que es devuelta a Roma. Esta devolución no debió ser del agrado de muchos suevos, como no lo debió ser la inactividad de Rechila luego del primer año de su reinado. 

En el año 455 el galo Avito es nombrado emperador en Tolosa, y luego aceptado como emperador por los romanos. Es, según Hidacio, el candidato de los godos, y perderá la vida tres años más tarde, cuando éstos le retiran su apoyo. Ese mismo año una expedición sueva saquea la parte de la Cartaginense previamente devuelta a Roma. Al año siguiente los suevos vuelven a recibir embajadores, tanto de Roma como de los godos, exigiéndoles el cumplimiento del tratado de paz que les ligaba tanto con los unos como con los otros. Los suevos lo toman como un insulto e invaden la Tarraconense. Los godos envían de nuevo embajadores, esta vez con un ultimátum. En este ultimátum (y en tono calmado, dice Jordanes en su obra hagiográfica sobre los godos, que muestra lo bueno, esconde lo malo y maquilla lo mediocre) se le exige a Rechiario que devuelva las tierras que no le corresponden y que ceje en su empeño de conquistar toda Hispania. Si lo último incomodaba a Rechiario, lo primero le resultaba totalmente intolerable. Representaba devolver gran parte de las conquistas de su padre y replegarse a Galicia y Lusitania hasta el Tajo. Según Jordanes la respuesta de Rechiario fue esta: “Si aquí murmuras y hayas ofensa en mi venida… a Tolosa, donde resides, iré; y allí, si puedes, resiste”. Antes o después de esta respuesta, los suevos vuelven a invadir algunas zonas de la Tarraconense y retornan a Gallaecia con gran número de cautivos. Los visigodos hacen grupo con los otros pueblos (“ceteris gentis”), trayendo como sus más cercanos aliados a los reyes de los Burgundios. Como dice Hidacio “un ingente ejercito” que penetra en Hispania, saliendo Rechiario con gran número de los suyos a su encuentro. La batalla se produce a orillas de río Órbigo, cerca de Astorga, el 5 de octubre de 456. La derrota sueva es casi instantánea. Rechiario huye milagrosamente y alcanza Porto, luego de que mueran muchos de los suyos y otros sean capturados, aunque la mayoría consigue huir. Los godos habían empleado el imperio para legitimar esta guerra. Roma era un hombre enfermo cuya voluntad dependía de la de sus carceleros. 

Teodorico llega a Braga, que es saqueada, aunque evita que sus tropas perpetren matanza sobre la población. Muchos romanos son hechos prisioneros, son destruidos las basílicas y altares, se rapta a las vírgenes de dios, aunque su integridad es respetada, y se expone a los clérigos a la desnudez; la gente refugiada en las iglesias es expulsada de ellas, y pasan a ser empleadas como establos de las monturas de los vencedores.

Rechiario, que intentaba embarcarse en Porto, es capturado. Los suevos que aún resistían se rinden, siendo algunos ejecutados: “regnum destructum et finitum est Suevorum”. En diciembre el fraticida Teodorico ejecuta a su cuñado. No sabemos qué fue de su hermana o de los hijos de ésta con Rechiario, si es que los tuvieron. 

Con la muerte de Rechiario que quiso ser rey de suevos y romanos y rey de todas las Hispanias, finaliza la dinastía de Hermerico.

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