El Reino de Galicia es el nombre de una entidad política que surgió en el extremo noroccidental de la península Ibérica en el siglo X y duró, al menos nominalmente, hasta 1883. También se ha usado ese nombre para denominar al reino suevo de Galicia, que existió entre los siglos V y VI.
La denominación de Reino de Galicia deriva del latín Galliciense Regnum o Regnum Gallaeciae, que a su vez procede del topónimoGallaecia. Con este nombre los romanos identificaban la provincia del Imperio Romano que abarcaba el tercio peninsular situado al norte del río Duero y al oeste del río Pisuerga.
A la muerte de Teodosio el Imperio Romano se fractura definitivamente, resultando dividido en dos partes: la Oriental con capital en Constantinopla (Imperio Bizantino) y la Occidental con sede en Roma. Este hecho, junto con la degradación de las instituciones y una serie de guerras civiles que acabaron con la economía imperial, favorecieron una progresiva permeabilidad de las defensas fronterizas que en la parte occidental acabaron por ceder a la presión de los pueblos germánicos.
Uno de dichos pueblos eran los suevos, que procedían del norte de Europa. Su asentamiento primitivo se encuentra en la zona del Mar Báltico, llamado por los romanos Mare Suebicum. Tácito los menciona, aunque llama suevos a todos los pueblos germánicos del este.
En sus migraciones, los suevos se dirigieron hacia el sur y el oeste quedándose un tiempo en el área de la Alemania moderna. Todavía existe una región alemana llamada Suabia (Schwaben), cuyos habitantes se denominan suabos, que viene a equivaler al antiguo reino de Württemberg en el moderno estado de Baden-Württemberg y la zona sudoccidental de Baviera, con centro en Ulm. En esta época, varias tribus se separaron del grupo central de los suevos para formar los alamanes (pueblo del que, a través del francés, procede el nombre de Alemania).
Procedentes de Europa central, los suevos penetran en la península Ibérica en 409 en compañía de los vándalos y alanos, atravesando el Pirineo Occidental. Estos pueblos asolaron el norte de la península, hasta que en 411 suevos y vándalos asdingos se asentaron en la provincia de Gallaecia, firmando un pacto (foedus) con el emperador Honorio, estableciendo su centro político en Bracara Augusta, uno de los tres conventos que formaban la provincia romana con Lucus Augusta y Asturica Augusta. Pronto surgieron desavenencias con los vándalos, los cuales se dirigieron a la Bética y posteriormente pasaron al África romana. Debido al escaso número de los suevos (30.000), estuvieron agrupados. Su régimen de gobierno era la monarquía.
El área territorial del Reino de los Suevos así como su centro de gravedad fueron variando con el tiempo. En un principio el grueso de la población sueva se asentó en torno a la desembocadura del río Duero, si bien los reyes Requila y Requiario extendieron el territorio del reino hasta la Bética y trasladaron su capital desde Braga hasta la capital lusitana, Emerita Augusta (Mérida). Sólo la victoria visigoda en la batalla del Río Órbigo impidió una ulterior expansión del Reino Suevo, que a partir de ese momento quedaría limitado al Noroeste de la Península Ibérica.
El reino cristiano. Los reyes suevos se extienden desde Hermerico en el año 410 hasta Andeca, que en el año 585 fue derrotado por el rey visigodo Leovigildo. En su «Historia Sueborum», Isidoro de Sevilla deja constancia de que el Regnum Sueborum duró exactamente ciento setenta y siete años, fechando erróneamente su inicio en el 408 (ya que los suevos no penetraron en la península Ibérica hasta el año 409).
En el año 910 cuando a su muerte el rey de Asturias, Alfonso III el Magno divide su reino entre sus tres hijos, correspondiéndole a Don Ordoño el Reino de Galicia. Es aquí cuando nace el reino de Galicia como reino independiente del de León. Sin embargo, al morir su hermano García I de León sin descencientes en 914, Ordoño ocupa el trono del Reino de León, con el nombre de Ordoño II, con lo que se produce la unión de ambos reinos.
En el marco de las luchas entre Alfonso IV y su hermano Don Sancho Ordóñez, el reino de Galicia recuperó, de hecho su independencia. Don Sancho se refugió en Galicia huyendo de su hermano en 926, coronándose como rey de Galicia y manteniendo el reino independiente hasta su muerte en el año 929. A su muerte, el reino se reintegraría de nuevo en el de León, en la persona de Alfonso IV.
Posteriormente, tras la muerte de Fernando I el Grande, rey de Castilla y de León, y atendiendo a su testamento, sus reinos se reparten entre sus hijos. El Reino de Galicia le corresponde a Don García I, pero su hermano Alfonso VI le arrebata el reino y mata a su otro hermano Sancho, rey de Castilla, reuniendo de nuevo los reinos en un solo trono. A partir de este momento Galicia se convierte en un territorio más del reino de León, de Castilla y León o de Castilla según los cambios políticos de la época. En esa época el reino alcanzó su máxima extensión, llegando hasta Coimbra. En 1096, Alfonso VI, para evitar cualquier posible restauración del Reino de Galicia, acordó partirlo en dos: Galicia, al norte del río Miño, que pasa a manos de Raimundo de Borgoña, casado con Doña Urraca, y el Condado Portucalense que pasa a manos de Teresa y Enrique de Borgoña, primo del anterior. El hijo de estos, Don Alfonso Enríquez, se proclamó primer rey de Portugal en 1139.
Tras la unificación de los reinos peninsulares que dieron lugar al Reino de España, el órgano de representación del Reino de Galicia fue la Junta do Reyno, creada en 1528. Hasta su disolución este órgano constituyó la expresión política, si bien su existencia como cabía esperar fue poco significativa durante todo el Antiguo Régimen.
La última ocasión en la que el Reino de Galicia mostró una manifestación política fue durante la invasión napoleónica. La amenaza que para el mantenimiento de la hegemonía del clero y la hidalguía gallegas representaba el empuje revolucionario de Napoleón provocaron su rápida reacción actuando como estímulos para la resistencia y la movilización. Con la península bajo dominio napoleónico, la resistencia se organizó en Galicia, combatiendo a las tropas francesas empleando por primera vez en la historia, el sistema de guerrillas, hasta lograr su expulsión.
Finalizado este episodio, la Junta Superior se erigió en expresión política, pero de forma breve, integrándose en poco tiempo y delegando sus competencias en las Cortes de Cádiz, para regresar a su estado anterior de inacción.
El Reino de Galicia dejaría de existir formalmente el 30 de noviembre de 1833, fecha en la regente María Cristina firmaba el decreto de disolución por el que el centralismo liberal en el gobierno suprimía su órgano de expresión política. Con este trámite no solo desaparecía el Reino de Galicia sino Galicia misma como realidad institucional, ya que los Reinos y sus Juntas pasaban a ser sustituidas por un modelo de provincias, copiado del modelo francés de departamentos.
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