miércoles, 3 de marzo de 2010

Jesuitas y masones: “Enemigos íntimos”

Aunque tradicionalmente se les atribuye una enemistad histórica, lo cierto es que los jesuitas y los masones tienen muchas cosas en común, como las persecuciones a las que han sido sometidos o su modelo de organización. Pero el principal rasgo de ambos es, sin duda, su lucha contra el poder establecido en todas sus manifestaciones.

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En 1738 Clemente XII (1730-1740), Columna excelsa según las profecías de San Malaquías, emitió la bula In Eminenti, el primer documento papal contra la masonería. Treinta y cinco años después, en 1773, Clemente XIV (1769-1774),Visus velox, promulgó el breve Dominus ac redemptor, en virtud del cual quedaba suprimida la Compañía de Jesús (Societas Iesu). Murió envenenado. Antes de esto, entre 1759 y 1761, el Marqués de Pombal expulsó a los jesuitas de Portugal y de todos sus territorios ultramarinos. Los sacerdotes fueron detenidos y transportados a las posesiones del Papa en Italia y sus propiedades fueron confiscadas. Seis años después, durante la madrugada del 2 al 3 de abril, en el transcurso de una operación policial meticulosamente preparada, las tropas españolas ocuparon todos los edificios que los jesuitas poseían tanto en la Península como en ultramar. Sin demasiadas formalidades, los religiosos fueron embarcados (muchos se encontraban en América) y trasladados, como sus predecesores lusos, a las playas del Papa en Italia. Gobernaba entonces en España Carlos III.

Por su parte, el monarca Luis XV ya había firmado un decreto del Parlement (1762) que ponía fin a las actividades de los jesuitas en territorio francés. Y lo mismo ocurriría en Nápoles, Parma y Austria. En 1814 Pío VII (1800-1823), Aquila rapax, el papa que ungió a Napoleón Bonaparte en París como emperador –y al que luego excomulgó–, restauró tanto la Inquisición como la Compañía de Jesús. Es preciso señalar, sin embargo, que los jesuitas nunca se disolvieron en Rusia, donde gobernaba Catalina II, ni en Prusia, donde lo hacía Federico el Grande, ambos monarcas nada católicos, por cierto. El padre Malachi Martin, teólogo y ex jesuita, en su obra Los jesuitas aduce como causa de estos acontecimientos la influencia de la francmasonería sobre los monarcas de la Casa de Borbón.

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