domingo, 18 de diciembre de 2011

Siete!



El siete es un número francamente interesante y cargado de simbología en todas las corrientes herméticas y esotéricas, de hecho en la mayoría de los libros sagrados el siete permanece omnipresente, desde la cosmología babilónica, la mitología greco-latina, el judeo-cristianismo o las distintas corrientes espirituales de india y el oriente. Así, por ejemplo, siete son los sacramentos en el cristianismo, siete las plagas de Egipto, siete eran los brazos de la Menorá, siete son los días de la semana, siete son las peticiones del Padrenuestro, siete los ojos del cordero, siete las Iglesias de Asia o siete los espíritus del trono de Dios según el Libro de Enoc, siete son los pecados capitales, siete chackras y siete son los enanitos en cuento de Blancanieves …. Nos encontramos el siete, setenta veces siete, o lo que es lo mismo, siempre. 

En toda la mitología judeo-cristiana el siete se repite constantemente como un símbolo de perfección o de final de un ciclo. En el Génesis el mundo fue creado en siete días, y desde allí y hasta el Libro de las Revelaciones se reaparece constantemente. En el Apocalipsis, el este número se repite en su estructura y en su temática a través de su estructura septenaria. En esta estructura nos encontramos siete cartas (Carta a la Iglesia de Éfeso –Ap 2:1-7–, Carta a la Iglesia de Esmirna –Ap 2:8-11–, Carta a la Iglesia de Pérgamo –Ap 2:12-17–, Carta a la Iglesia de Tiatira –Ap 2:18-29–, Carta a la Iglesia de Sardis –Ap 3:1-6–, Carta a la Iglesia de Filadelfia –Ap 3:7-13– y Carta a la Iglesia de Laodicea –Ap 3:14-22–), siete sellos (Ap 6:1- 8:1), siete trompetas (Ap 8:6-11:15), siete cálices (Ap 16:1-21), y así sucesivamente hasta evocar las siete visiones del fin de los tiempos (Ap 19:11-22:5). No en vano en el alfabeto hebreo la séptima letra, zain, representa los valores espirituales, que son la finalidad del mundo. Así, siete es el resultado de la suma del 3 (número Divino) y el 4 (número Terreste), con lo que representa directamente la es la unión de lo divino y lo humano, de lo espiritual y lo terrenal. Siete representa el equilibrio necesario que debe existir dentro del hombre completo. 

En la ilustración que encabeza este post presentamos una estrella de siete puntas, cuyo significado alquímico abordaremos próximamente.

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