Lovecraft crea el mito del Necronomicón simplemente porque es funcional para sus relatos. En su conjunto se trata de un grimorio dedicado a las artes negras, fundamentalmente a la nigromancia. Allí se funden algunos siniestros rituales pre-arios, con otros ritos conocidos y documentados.
En el Necronomicón también se revelan algunas espantosas ilustraciones, de las cuales Lovecraft da cuenta en varias ocasiones. H.R. Giger ha realizado un admirable trabajo ilustrando las horribles visiones que Lovecraft soñó. Aquí pueden ver una pequeña colección de esas imágenes.
Según Lovecraft, Al Azif, nombre original del Necronomicón, fué escrito en el año 730 de la era cristiana por el árabe loco Abdul Alhazred (extrañamente es un personaje de las Mil y una noches); luego fué traducido al griego con el nombre de Necronomicón por Theodorus Philetas en el año 950; el patriarca Miguel ordenó su destrucción en el año 1050; Olaus Wormius lo tradujo del griego al latín en el año 1228; en 1232 el papa Gregorio IX suprimió las ediciones latinas y griegas, una edición alemana apareció en el siglo XVI; el texto griego fué reimpreso en Italiaentre los años 1500 y 1550, y en el siglo XVII se publicó una edición española. Es esta última la que aparece citada en la mayoría de los relatos de H.P. Lovecraft.
El nombre árabe del libro es, como ya vimos, Al Azif, y su significado puede traducirse cómo "el rumor"; este nombre se le daba a los ruidos nocturnos causados por los insectos, a quienes los árabes les atribuían una naturaleza demoníaca. Para los amantes de la literatura gótica diremos que Lovecraft confesó haber sacado el término de una nota al pie de página del libro Vathec, de William Beckford.
El nombre griego del libro no merece mayor desarrollo: Nekros significa "muerto", Nomos,"ley"; e Ikos, que es una partícula sin significado, y sirve sólo para formar los adjetivos. Por lo tanto Necronomicón significa "relativo a las leyes de los muertos".
Lo verdaderamente llamativo y polémico es el nombre del autor del Al Azif, es decir Abdul Alhazred. Este nombre puede encontrarse en las Mil y una noches; por lo tanto no sería descabellado que Lovecraft haya abrevado en esa fuente para crear al mítico autor del Necronomicón. Pero lo polémico es lo que algunos espíritus inquietos han elaborado como teoría alternativa para el origen del árabe loco. Estos estudiosos de la obra de Lovecraft afirman que el nombre Alhazred esconde un significado oculto, aunque no siniestro: Alhazred= all has read ("el que lo ha leído todo ").
Lo ideal sería que leas los relatos de Lovecraft (si te interesa, aquí puedes leer algunos) ya que es allí donde se puede percibir la esencia del Necronomicón dentro de su contexto literario. Aquí sólo daremos una idea general de su contenido. En repetidas ocasiones el autor nos advierte que su lectura completa puede llevar a la locura. Casi todos los protagonistas de sus relatos sufren de un modo indecible al leer el libro maldito; experimentan pesadillas y visiones horrorosas, vislumbran ese mundo informe de monstruos sanguinarios y arquitecturas caprichosas. Es básicamente un compendio del saber preario, plagado de invocaciones, ritos y arcanos supuestamente perdidos. Las deidades citadas en el libro son a veces conocidas (Dagón, por ejemplo), aunque muchas pertenecen sólo al genio del autor.
Como detalle curioso, diremos que la historia y la cronología inventadas por Lovecraft resultaron tan convincentes para el público, que durante años los libreros de todo el mundo recibieron gran cantidad de pedidos por parte del público general, y hasta de algunos bibliófilos. Aún hoy en día podemos ver algunos blogs dedicados a lo oscuro hablar del Necronomicón como si hubiese existido realmente. Creo que lo más atrayente de este misterioso texto mítico es su capacidad de evocar en el lector lo que los mitólogos llaman "memoria de la raza". Dentro de nosotros late algo que duerme; un instinto, un llamado . Los bosques y arboledas claman por nuestras danzas a la luz de la luna. Es por esto que algunos espíritus sensibles aman la noche; en ellos está despierto ese instinto de lo mágico y lo ominoso. El Necronomicón nos recuerda una época en la que los libros podían ser mortales, dónde seres nocturnos plasmaban en sus páginas los arcanos de un saber siniestro, por eso nos atrae.
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