lunes, 26 de noviembre de 2012

De Fidias a Compostela



En el antiguo convento de San Domingos de Bonaval construido entre 1685 y 1715, se encuentra en el ángulo noroeste, la triple escalera helicoidal, que por su técnica y audacia estructural da buena muestra del virtuosismo arquitectónico de Domingo de Andrade, quien fue uno de los máximos exponentes de la transición de Galicia y barroco y como tal, precursor de Casas Novoa y Simón Rodríguez.

En un mismo hueco se desarrollan tres rampas independientes, que conducen a los diferentes pisos; sólo una de ellas corona en el mirador que domina la ciudad. Los peldaños de la escalera, de una pieza entera, están sujetos por un nervio exterior, sin necesidad de encajar en el muro ni de unirse unos con otros.

Esta escalera, que representa triplemente la divina proporción, está considerada por propios y extraños como uno de los elementos más singulares del patrimonio arquitectónico de Compostela.

A Andrade debemos agradecerle también la Torre de la Berenguela -o Torre del Reloj- y el baldaquino del Apóstol en la Seo Compostelana. y ... en Ourense el baldaquino de la Capilla del Cristo de la Catedral Auriense. La obra de Andrade, durante los 40 años que estuvo en activo, fue amplia y polifacético, pues comprendió el arte de la talla y ensamblaje de retablos además de la arquitectura propiamente dicha, y, dentro de ésta, se extendió tanto a lo religioso como a lo civil y militar. Se han conservado además diversos dibujos y grabados hechos por él.

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