lunes, 24 de enero de 2011

Maniqueismo



El maniqueísmo fue una de las religiones más extendidas del mundo en torno al siglo IV. Fue la primera religión existente en presentar el dualismo y defender como principal pilar de su creencia el gnosticísmo. Más allá de profesar una fe ciega o el luchar para imponer una religión, el maniqueísmo solamente exigía el conocimiento, el aprendizaje y la educación para poder alcanzar la salvación. En la práctica, el maniqueísmo niega la responsabilidad humana por los males cometidos porque cree que no son producto de la libre voluntad sino del dominio del mal sobre nuestra vida. Por esto consideraban al pavo su animal sagrado, porque sus colores en el plumaje revelaban los distintos estados espirituales por los que pasaba el cuerpo para lograr purificarse y transformarse en el espíritu divino.


Fue fundada en torno al 240 por Mani. Nacido en una familia judía en el Imperio Parto (actual Irán), con 25 años tuvo la revelación y decidió difundir su nueva doctrina y creencias. Defendía la existencia de un único Dios, pero yendo más allá que el monoteísmo que ha perdurado hasta el día de hoy, Mani dijo que todos los grandes pensadores de la historia, tales como Noé, Abraham, Nikotheos, Henoc, Zoroastro, Hermes, Platón, Buda o Jesús, habían sido profetas de un mismo Dios, cuyo fin en la tierra fue difundir el conocimiento. Del mismo modo se consideró a sí mismo como el Sello de los Profetas, el último de los mandados por Dios.

En vida difundió su doctrina en Siria, Palestina, Persia y Egipto. El emperador Sapor I del Imperio sasánida y el rey Ormuz I de Armenia fueron de sus principales discípulos, lo que ayudó a extender la religión entre la alta nobleza, consiguiendo de este modo su rápida expansión. El maniqueísmo llegó a China y al Imperio romano a finales del siglo III, apareciendo los primeros monasterios en Roma a comienzos del siglo IV.


La expansión del maniqueísmo es una de las más rápida de la historia de las religiones, consiguiendo en apenas 200 años ser una de las más extendidas del mundo. Para entonces los zoroastristas en el Imperio persa, y los cristianos en el imperio romano comenzaron a ver a esta religión como una gran amenaza, y las grandes presiones de ambos grupos provocaron fuertes persecuciones a lo largo del siglo IV.
El punto cumbre de estas persecuciones llegó con el decreto de 382 del emperador romano Teodosio I, que declaraba la pena de muerte a todos los maniqueístas, nueve años antes de que se declarase el cristianismo como única religión del imperio. Esto, unido a las persecuciones dentro del imperio persa, relegó al maniqueísmo al extremo oriente.

La religión perduró durante varios años más, fundamentalmente gracias al pueblo Uigur, que durante los siglos VIII y IX declaró al maniqueísmo como religión de su khanato. Tras su derrota a finales del siglo IX a manos de los kirguises, los uigures que emigraron al extremo oriente mantuvieron la religión, viéndose extinta definitivamente con el final de la dinastía china Ming a mediados del siglo XVII.

Sus escritos litúrgicos sagrados y fuentes propias se encuentran registrados en múltiples lenguas, entre ellas, latín, griego, copto, persa medio, chino, parto, sogdiano, etcétera. Por lo demás, existen fuentes no maniqueas que nos informan sobre las creencias y costumbres de esta religión desde San Agustín a al-Biruni. En la Edad Media, catarismo y bogomilismo, fueron consideradas herejías de raigambre maniquea, y en la actualidad, algunas sectas y nuevas religiones se declaran maniqueas o neomaniqueas, aunque sin relación directa o histórica con el maniqueísmo.

Su defensa de la no violencia, libertad de pensamiento y el no luchar para imponer sus creencias, le hizo ser la religión más perseguida de la historia.

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