En 1509 el matemático y teólogo Luca Pacioli publica su libro "De Divina Proportione" (La Divina Proporción), en el que plantea cinco razones por las que estima apropiado considerar divino al Número áureo:
- Pacioli compara el valor único del número áureo con la unicidad de Dios. Debemos recordar que la unicidad es un término teológico cristiano que hace referencia al Dios cristiano y que significa que Dios es uno solo sin división de personas, y que Jesús y el Espíritu son ese mismo y único Dios.
- El hecho de que esté definido por tres segmentos de recta, Pacioli lo asocia con la Trinidad. La Trinidad es el dogma central sobre la naturaleza de Dios de la mayoría de las iglesias cristianas, y afirma que Dios es un ser único que existe simultáneamente como tres personas distintas o hipóstasis: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La representación de estas tres personas serían los tres segmentos de recta que definen el número de oro.
- Para Pacioli la inconmensurabilidad del número áureo y la inconmensurabilidad de Dios son equivalentes. La inconmensurabilidad del número de oro hace referencia a una propiedad matemática: la conmensurabilidad, que es la característica de dos números conmensurables. Dos números reales, a y b, que no sean cero, son conmensurables sólo cuando la razón a/b es un número racional. Si la razón de a/b es irracional, entonces se dice que es inconmensurable. Por otro lado, la inconmensurabilidad de Dios, hace referencia directa a su enormidad, de modo que por su gran magnitud no puede ser medido.
- Pacioli compara la omnipresencia e invariabilidad de Dios con la autosimilaridad asociada al número áureo. Entendiendose como autosimilaridad la propiedad de un objeto (llamado objeto autosimilar) en el que el todo es exacta o aproximadamente similar a una parte de sí mismo, por ejemplo cuando el todo tiene la misma forma que una o varias de sus partes. Así, por ejemplo, la autosimilaridad es una propiedad de los fractales.
- Por último, Pacioli afirma que de la misma manera en que Dios dio ser al Universo a través de la quinta esencia, representada por el dodecaedro; el número áureo dio ser al dodecaedro.
En relación a esta temática, os recomendaría la lectura del libro de José Luís Corral: El número de Dios, novela en la que el autor nos adentra en el origen de las grandes catedrales góticas españolas, en pleno siglo XIII. Su protagonista, la pintora Teresa Rendol, es colaboradora en la construcción de las catedrales de Burgos y León y de forma paralela vive una historia de amor con el constructor de la catedral. En este contexto, Teresa Rendol entra en contacto con uno de los secretos mejor guardados de la historia, transmitido de generación en generación entre el gremio de arquitectos, "el número de Dios, el secreto sobre el que se sustentan las catedrales del nuevo estilo importado de Francia, el gótico". El número de Dios hace referencia a la proporción áurea, según la cual la arquitectura gótica se inspiraba en una forma rectangular, en la que el lado más largo era el equivalente al lado más corto más dos tercios, una proporción que, recuerda el autor, "encontramos en la naturaleza, en los cristales de hielo, en los ocelos de los insectos, la cristalografía del cuarzo o el diamante". Asociado al arco ojival, permitió jugar con unas proporciones inviables en el románico y sus referencias ya aparecen en los textos bíblicos: "La misma proporción está presente en el Arca de la Alianza o el Arca de Noé". Corral plantea hipótesis como la relación del movimiento cátaro con la construcción de las primeras catedrales góticas españolas o el surgimiento de la masonería a partir de las cofradías de canteros y albañiles.
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