Corría en la imperial San Petersburgo el turbulento año de 1905, primer intento fallido de la revolución rusa, que acabaría por estallar en 1917. En el palacio real, un atribulado Nicolás II intenta conjurar el adverso destino con una extra-vagante sesión espiritista. El episodio ha quedado recogido en las memorias del entonces embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, testigo del exorcismo. El zar solicitó al ocultista que dirigía la sesión que invocase a su padre, el zar Alejandro III. Mediante una extraordinaria concentración de su voluntad, el mago consiguió evocar la sombra del soberano muerto.
Nicolás II preguntó a su padre si debía reaccionar contra la corriente liberal que amenazaba con barrer a Rusia. El fantasma respondió: debes extirpar la incipiente revolución; más un día volverá a brotar de nuevo y será más violenta cuanto más dura sea la represión, asegura el testimonio del diplomático galo. El misterioso esoterista era el francés Gerard Encausse, universalmente conocido como el doctor Papus, uno de los principales ocultistas de Europa, que había sido llamado a San Petersburgo para ejercer como médico y con-sejero del zar. Mantiene la leyenda que Gerard Encausse vaticinó entonces al zar la llegada de Lenin al poder y también que aseguró al emperador ruso poder conjurarla. Desafortunada-mente para Nicolás II, el doctor Papus murió en 1916, antes de la llegada del Octubre Rojo. Su vacío mágico en la corte zarista fue cubierto por uno de los per-sonajes más siniestros de la historia: Rasputín.
Papus, gran maestre de las sociedades secretas de los Rosa-Cruces, obispo de la Iglesia Gnóstica Universal y depositario de los arcanos saberes egipcios y cabalísticos escondidos en el Tarot, era coruñés de nacimiento. Cientos de páginas web referidas al gran mago europeo, acaso el personaje coruñés con mayor proyección internacional después de Picasso, atestiguan su nacimiento en la ciudad de A Coruña en todos los idiomas. En todos los documentos figura el año 1865, el día 13 de julio ... y hasta la hora: 7 de la mañana. Es conocido que su padre era el químico francés Louis Encausse y su madre una mujer de Valladolid llamada Irene Pérez, de ascendencia gitana. Se sabe también que su estancia coruñesa duró cuatro años y que su casa natal está en el número 3 de la calle de los Olmos. Pero a partir de ahí, la sombra del misterio se cierne sobre las razones de su nacimiento en A Coruña.
Gerard Encausse Pérez accedió con apenas 17 años, al restringido círculo de los ocultistas de París, capital mundial a finales del siglo XIX de los llamados saberes herméticos. Conocido como el Balzac del ocultismo, publicó más de 160 obras, algunas de las cuales pasan por ser las biblias del pensamiento hermético, como es el caso del Tratado elemental del ocultismo, en el que se compilan por primera vez los conocimientos de las diversas sociedades secretas como los Templarios, los Rosa-Cruces o los Francmasones.
Fuente: Santiago Romero, La Opinión
1 comentario:
Segunda parte, por favor.
Increíble historia! Merece la pena divulgarla
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