lunes, 18 de enero de 2010

Fácil de aplaudir pero difícil de practicar


Jóvenes Irakies antes de ser colgados a morir y cuyo único delito es ser homosexuales



Hemos heredado del latín una palabra que en su significado original representaba ‘sostener’ o ‘soportar’. Del ‘tolerare’ latino nace nuestra palabra ‘tolerancia’. Sin embargo en la actualidad su significado ha alcanzado conceptos mucho más elevados ya que por norma general se entiende como el grado de aceptación frente a un elemento contrario a la pauta general. Item más, representa la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar o de vivir de los demás que a nuestra propia manara de ser, pensar o vivir.


En una sociedad moderna debemos entender que nuestras creencias o costumbres, nuestra norma de vida no es ni mejor ni peor que cualquier otra opción actual, pasada o futura, sino que simplemente diferentes. Si somos capaces de comprender esto, simplemente aceptar que la moda o la media de una muestra no deben servir para fijar un patrón, admitiendo la diversidad y aceptando el pluralismo. No se trata de permitir un mal o una desviación, sino aceptar puntos de vista u opciones diferentes pero igual de legítimos. Se trata de ceder en un conflicto de intereses justos. Se trata de ser mejores humanos.


No es preciso compartir una opinión para ser capaz de considerarla tan válida como cualquier otra. Desde cada perspectiva, las cosas se perciben de una manera distinta. Y nuestra actitud ha de ser la de Voltaire: 'Disiento con lo que dices, estoy en total desacuerdo con ello, pero defendería con mi vida tu derecho a decirlo'.


Compartir las diferencias nos enriquece. Sin lugar a dudas cimentar la tolerancia es dar un paso al frente en la conquista de una patria para la humanidad basada en la justicia y la paz.

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